las autoescuelas apuestan por una conducción más eficiente que beneficie al medioambiente y a la cartera de los conductores. Han propuesto a la Dirección General de Tráfico la implantación de este sistema que permitiría ahorrar un 20% de combustible y obligaría a cambiar algunos aspectos del temario para sacarse el carné y por consiguiente también del examen.

La Confederación Nacional de Autoescuelas le ha hecho llegar a la DGT su última propuesta en este sentido y ahora espera su respuesta para preparar a los profesores y adaptar el examen, "supondría cambiar muy pocas cosas del temario y además son muy sencillas; no es nada complicado; habría que formar a todos los examinadores y profesores, que de momento no pueden educar en esta conducción porque choca con algunas nociones del actual temario", explica en una entrevista el presidente de la CNAE, José Miguel Báez.

La CNAE lleva trabajando en la implantación de este sistema desde hace tres años, pero ahora cree que "es el momento" de que se ponga en marcha ante el alza de los precios del petróleo y las últimas medidas de ahorro energético adoptadas por el Gobierno.

Mientras llega esta respuesta, las autoescuelas pretenden concienciar a los conductores de que si quieren reducir gastos, contaminar menos y evitar algunos accidentes, tienen que adoptar algunas medidas cuando se ponen al volante.

Para ello, la CNAE ha editado un millón de folletos informativos, con una guía práctica de conducción eficiente, que se repartirán próximamente, en autoescuelas, gasolineras, empresas de neumáticos y concesionarios de automóviles.

consejos eficientes En la guía los primeros consejos llegan al iniciar la marcha: no pisar el pedal del acelerador en el momento del arranque, comenzar a andar tras arrancar el motor y sólo utilizar la primera marcha para ello.

Los consejos inmediatos sobre el cambio de marchas son los siguientes: durante el cambio no se debe acelerar; hay que cambiar a segunda velocidad tras unos dos segundos o tras recorrer unos seis metros; cambiar a tercera, a partir de los 30 kilómetros por hora, a cuarta desde los 40 y a quinta desde los 50. Si el vehículo dispone de sexta, desde los 60.

En ciudad, siempre que las condiciones de la vía, la circulación, tipo de vehículo y la carga que llevemos lo permitan, deberemos circular en cuarta o en quinta marcha.

En llano y en una cuesta hacía arriba es preferible seleccionar una marcha más larga con el acelerador más pisado que una más corta y acelerando menos.

Para detener el vehículo y gastar menos, tenemos que levantar totalmente el pie del acelerador en el momento que tengamos que comenzar a bajar la velocidad.

Un vehículo con una marcha engranada, si está por encima del régimen de ralentí, no consume carburante. A ralentí, el motor consume entre 0,5 y 0,7 litros por hora.

Se debe reducir la marcha lo más tarde posible, aunque hay que estar atentos a las bajadas para evitar que el vehículo se embale con peligro, y en detenciones prolongadas de más de un minuto es recomendable parar el motor.

En cuanto a la aceleración más beneficiosa para nuestro bolsillo: en motores de gasolina hay que intentar cambiar de marcha entorno a las 2.000 revoluciones y en los de gasoil a 1.500.

El pedal del acelerador debe pisarse justo lo necesario para llevar la velocidad que deseemos y que tiene que ser lo más constante posible.

Los neumáticos también ayudan a reducir el consumo de combustible: deben revisarse al menos una vez al mes para comprobar, siempre en frío, que la presión es la que marca el fabricante.

Los canales de la banda de rodadura deben tener una profundidad igual o superior a los 1,6 milímetros.

"Es decir -resume Báez- hay que evitar los acelerones, los frenazos, los cambios bruscos; hay que hacer cambios de marchas más frecuentes; es una conducción más suave".