Vitoria. Clamor popular contra la central nuclear de Garoña. Una vez más. Por segunda semana consecutiva, aunque con un formato diferente, cientos de vecinos de Gasteiz y otras localidades del entorno exigieron ayer el cierre inmediato de la planta atómica burgalesa, de nuevo en el candelero tras la serie de desastres acaecidos en Japón. Una multitudinaria manifestación recorrió las calles del centro de la capital alavesa con un nítido mensaje, similar al que ya pudo escucharse sólo siete días atrás durante la concentración que acogieron los aledaños del Palacio de la Provincia: Herriaren hitza errespetatu. Garoña itxi orain. El sol sonriente, símbolo antinuclear por antonomasia, se apoderó de las solapas de los más de un millar de manifestantes que se dieron cita en la marcha justo en el momento en que la noche comenzaba a caer. La amenaza de lluvia, por suerte, únicamente quedó en eso.

Araba sin Garoña, plataforma conformada por más de 60 colectivos sociales, sindicales y vecinales, cumplió con creces sus expectativas y la ciudadanía unió su voz en una de las marchas más concurridas que se recuerdan. Seamos hoy activos, o mañana radiactivos, Oña, oña, oña, Garoña ni de coña o las más clásicas Ez, ez ez, nuklearik ez o SOE, itxi Garoña orain fueron sólo algunas de las consignas que pudieron escucharse durante el recorrido, que nació y murió en la Plaza de la Virgen Blanca.

Para la plataforma, el fin de la central no debe esperar más, ni siquiera a 2013, fecha en la que en teoría debería clausurarse por fin tras la última prórroga concedida por el Ejecutivo de Madrid. La nueva Ley de Economía Sostenible, que abre las puertas a prolongar la vida útil de las centrales más allá de los 40 años, y la posibilidad de que se produzca un relevo en La Moncloa en 2012 han vuelto a llenar de escepticismo a los antinucleares, que aún conservan en la memoria las tres ocasiones en que el Gobierno estatal ha "incumplido su palabra" de cerrar la planta.

Alberto Frías, portavoz de Araba sin Garoña, demandó mientras la marcha se detenía en la calle Olaguíbel para desviarse hacia La Paz "hechos y no palabras" , al tiempo que censuró la "esquizofrenia" en la que, a su juicio, vive el PSOE, que en Madrid ha aprobado la ya citada ley y en Euskadi, a través de distintas mociones, ha apostado en los últimos días por cerrar Garoña dentro de dos ejercicios. "Es hora de que la voluntad popular prime sobre los intereses económicos", reclamó Frías en alusión a las propietarias de la planta, Endesa e Iberdrola. Según recordó, ambas firmas obtuvieron durante el pasado año de crisis "los mejores resultados de su historia", con un incremento de sus beneficios del 15%. Algo "escandaloso".

El accidente de Fukushima, considerada gemela de Garoña porque abrió sus puertas durante el mismo año y utiliza la misma tecnología en uno de sus reactores, ha vuelto a cargar de razones a los detractores de la planta burgalesa, ubicada a 40 kilómetros de Gasteiz. Garoña, la central más antigua de todo el Estado, únicamente produce el 1,3% de toda la energía que se consume de forma global, está totalmente amortizada y, además, ha sufrido varios incidentes durante los últimos años que le han llevado a ganarse el calificativo de la central de las mil grietas. A juicio de Iker Ochoa, manifestante gasteiztarra, "la energía nuclear es obsoleta" y su utilización "no compensa" pese al argumento de que las centrales no emiten CO2 a la atmósfera. Aunque se considere limpia, "los residuos que crea son mil veces más peligrosos", justificó.

El hecho de que Garoña no tenga los mismos riesgos sísmicos o de sufrir un tsunami como Fukushima constituye otra "excusa" que no se sostiene para Araba sin Garoña, dado que la central castellana está construida sobre un meandro del río Ebro, el más caudaloso del Estado, lo que aumenta el riesgo de sufrir inundaciones. "Lo de Fukushima ha demostrado que aquí puede pasar algo parecido", advertía Noemí Varela, otra manifestante.

Fausto Jiménez, veterano sindicalista que ya ha perdido la cuenta de las marchas anti Garoña a las que ha asistido, advirtió de que el cierre se debe dar "ya obligatoriamente", para apostar de forma decidida por las energías renovables. "Es falso que la energía nuclear no contamine, porque tarda en destruirse miles de años. Estamos tan cerca de Garoña que si pasa algo no sabría hacia donde correr", remarcó en alusión a la carencia de planes de evacuación en el territorio. Eva Zulueta, otra manifestante, también instó a las administraciones a hacer "un esfuerzo por impulsar las energías alternativas" y "fomentar un consumo prudente". El desastre de Japón, a su juicio, "seguro que ha sido muchísimo peor de lo que se dice porque prácticamente no hay información". Como colofón, una ruidosa alarma antinuclear despidió a unos asistentes que siguen esperando la cuenta atrás definitiva de Garoña.