Vitoria. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, tiene claro que "hoy por hoy" el Gobierno mantiene la fecha de cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña dentro de dos años. No obstante, ayer matizó que la decisión final dependerá de lo que ocurra con el resultado de las pruebas de resistencia que realizará el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). "Garoña tuvo un examen en 2009 por parte del Consejo de Seguridad Nuclear, que es el que tiene que determinar las condiciones de seguridad. Vamos a ver el resultado del nuevo test y, en función de lo que ocurra, el Gobierno tomará la decisión que, hoy por hoy, es la de mantener la fecha de cese de actividad en 2013", declaró en Bruselas, a su llegada a una reunión extraordinaria de los titulares europeos de Energía.
El ministro también se refirió a la central de Cofrentes (Valencia), que obtuvo una prórroga en la víspera del tsunami, para anunciar que solicitará para esta planta una revisión "prioritaria", ya que se trata de un tipo "parecido" al de Fukushima y porque está "relativamente cerca del mar". Y es que aunque Cofrentes "está lejos" de correr el riesgo de ser afectada por una desgracia natural como la ocurrida en el país nipón, se ubica en una zona "que en el pasado tuvo problemas de inundación". Y ése es un factor a estudiar,. "Es verdad que la central está situada a un nivel de altura suficiente como para que no le afecte, pero son los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear los que tienen que decidir las condiciones", explicó Sebastián.
El Gobierno apoya la propuesta de Bruselas de someter a una revisión a "todas" las centrales nucleares para evaluar su seguridad, tras la crisis nuclear en Japón como consecuencia del terremoto y posterior tsunami que ha provocado graves daños en la planta de Fukushima. A pesar de que, según dijo Sebastián, las plantas españolas "son seguras", "no está de más" realizar pruebas adicionales. Por ello, planteó ayer en Bruselas a sus colegas europeos una "propuesta concreta para Europa como respuesta a la crisis energética". El plan está centrado en seis puntos; entre ellos, el ahorro y la eficiencia energética, las energías renovables, una revisión de la política del carbón, más interconexiones" y un apoyo al coche eléctrico.
Tras declarar el ministro de Industria que las plantas que no pasen la prueba dejarán de operar, el foro de la industria nuclear española saltó a la palestra para reiterar que las centrales españolas cumplen el "máximo nivel de seguridad" y que operan con unas bases de diseño "sólidas" establecidas por los estándares de seguridad nacionales y contrastadas internacionalmente.
Asimismo, el foro subrayó su voluntad de participar "de forma activa en cuantas lecciones" puedan aprenderse del accidente de la central nuclear de Fukushima". En este sentido, matizó que trabajará "proactivamente para continuar garantizando la seguridad de las instalaciones y para cumplir los nuevos criterios que de las nuevas evaluaciones puedan derivarse".
Por su parte, el portavoz de la central nuclear de Santa María de Garoña, Elías Fernández, insistió en que el Consejo de Seguridad Nuclear analizó en 2009 "todos los informes" de la planta, que incluían pruebas de seguridad y que entonces "dio el visto bueno técnicamente".
Un conjunto de declaraciones contrapuestas en el que también destacan las del secretario federal de Medio Ambiente y Desarrollo Rural del PSOE, Hugo Morán. En un artículo publicado en su blog subraya que la tecnología nuclear "no es segura" y, de hecho, llegó a afirmar que "cuanto antes" se pueda prescindir de ella, "tanto mejor".
El diputado socialista defiende que su partido decidió hace cuatro años, cuando nadie podía anticipar el "cataclismo" que hoy mantiene en vilo al mundo, que el futuro de España no pasaría por la energía nuclear y que iríamos sustituyendo el parque de reactores a medida que fuesen agotando su vida útil. Una posición esta que entonces fue tachada de "inservible" para el debate porque se acusaba al PSOE de plantearla "desde presupuestos ideológcos" y con la que se aprovechó para hacer "escarnio" del presidente del Gobierno por su decisión de cerrar la central de Garoña al fin de su vida útil, en cumplimiento de un compromiso electoral.
"A más de uno le gustaría poder borrar sus palabras de la hemeroteca", enfatiza Moran, quien cree que aunque no se pueda evaluar aún las consecuencias que el terremoto y posterior tsunami puedan llegar a desencadenar en las centrales nucleares japonesas, sí piensa que se puede concluir "que la tecnología nuclear no es segura" y que por ello es preciso adoptar medidas extraordinarias de seguridad en torno a un reactor.