vitoria. La asamblea de la UAGA acaba de proclamar como máximo dirigente de la UAGA a este hombre, que lleva trabajando como ganadero más de 20 años. Actualmente sólo se dedica al vacuno, aunque hasta hace poco también tuvo explotaciones de leche. Este soltero se define como un naturalista que disfruta viendo cómo los corzos y zorros se pasean por las tierras de su finca, pero con la preocupación de considerarse joven en su sector, pese a que ya tiene 48 años.

¿Por qué sólo se presentó su candidatura para la presidencia?

Me hubiese gustado que hubiese habido alguna más.Yo creo que hay también un poco de pesimismo porque hay que darse cuenta que nos estamos haciendo viejos en el campo y no hay relevo generacional.

¿Qué compromisos se ha fijado esta nueva directiva?

Nosotros, en principio, vamos a ser continuistas con la línea de trabajo que ya habían marcado, pero al mismo tiempo con nuestra propia independencia de criterio.

¿Con qué logros de la anterior legislatura se queda?

Creo que se se ha hecho mucho con el tema de la mujer al aumentar su participación. Se ha trabajado bien con la gestión de los purines, con contratos de forrajes, con el matadero, con EHNE (la confederación de los cuatro sindicatos de Bizkaia, Álava, Gipuzkoa y Navarra) y el modo de gestionar las tiendas, que se están promoviendo de la forma adecuada.

¿Y que faltó por hacer?

En el tintero queda mucho, pero es igual porque dentro de cuatro años seguirá también quedando mucho. Al final tenemos que trabajar más por la perspectiva de género, implicar más la afiliación, tenemos que seguir luchando por unos precios más dignos del campo y denunciar la especulación del mercado. La futura PAC se va a negociar ahora. Y luego hay un punto que siempre me ha preocupado a mí, que es el sentido que tiene la gente urbana con el campo. Yo creo que nos ven como que vivimos de las subvenciones. Cuando hablan los políticos siempre lo hacen de las ayudas y del dinero que nos dan y hay que enseñarle a la gente que nosotros realmente no vivimos de las prestaciones. Somos unos gestores del medio porque estamos cuidando del campo. Yo, por ejemplo, vivo en un pueblo en el que somos 12-14 vecinos... Hay que demostrar que consolidamos la población, que estamos dando vida a estas zonas rurales y que si desaparecemos nosotros, también lo hará el paisaje tal y como está ahora.

Una de sus prioridades es fomentar la incorporación de jóvenes al sector. ¿Cómo se consigue eso?

Yo tengo 48 años ahora y me siento joven dentro del sector. Eso es lo patético... De lo que más puedo hablar es de la ganadería que es lo que más conozco. ¿Por qué no se quieren dedicar a ella? El problema que hay es ése: mucho tiempo y muy poco rendimiento económico. Encima la gente, además, no reconoce la labor medioambiental. Y los que han trabajo en la industria han tenido buenos sueldos y tiempo libre. Estrategias puede haber mil, pero lo fundamental es que la gente que se quede en el sector tenga el reconocimiento de los que viven en la ciudad. Producimos alimentos de primera calidad a precios ridículos.

¿Por qué la presencia de mujeres en el sector aún no es paritaria?

Todavía está la imagen de antiguamente, cuando la mujer soportaba casi toda la carga de trabajo en el caserío. Hoy en día hay mujeres jóvenes que lideran las explotaciones y que sí que se están moviendo en la participación. Yo sí que he visto que cada vez participan más, en la antigua candidatura había tres mujeres, por ejemplo, pero ahora por problemas de trabajo no han podido. Tampoco es plan que se las encasille sólo por regentar agroturismos.

¿Qué diagnóstico hace del campo alavés?

Ahora es difícil que lo haga, es un tema que no domino porque entiendo más de ganadería. El cereal parece estar bien porque a mí el pienso me lo están vendiendo un 40-45% más caro que el año pasado, está subiendo el gasoil, los abonos... Al final, si hacemos cuentas subirán los costes. Pero hace cuatro años era al revés: los cerealistas andaban mal y los ganaderos bien. Y la patata está bien en precios este año.

¿El campo está en crisis?

Está en crisis pero el consumidor se debería de dar cuenta porque no están pagando a precios irrisorios. Hay productos que están al 1000%. Que se preocupen a ver dónde están están estas diferencias

¿Qué medidas tienen previstas para frenar esta situación?

Los sindicatos piden el doble etiquetado en los productos, porque lo que no es normal es que se coman uvas en enero, que están producidas en Chile. Yo no sé si ecológicamente es muy bueno, pero a nosotros nos están pidiendo un montón de condicionantes en Europa. Entonces, que pregunten de dónde está saliendo esa carne. A mí todos esos condicionantes al final me dan un coste, entonces yo quisiera saber si los productos que traen de fuera tienen el mismo coste que tengo yo. En Euskadi no somos capaces de producir el 20% de carne que se consume aquí porque los ganaderos no tenemos capacidad y encima se compra a precios irrisorios.