vitoria. Antes de que Foronda perdiera todos sus vuelos regulares de pasajeros, el estudio del Ararteko evaluó las necesidades de adaptación que el único enlace diario con Madrid generaba en la infraestructura vitoriana. Además, el informe ya indicaba que de forma "habitual" el aeródromo se convierte en punto de aterrizaje de aeronaves que, por circunstancias climatológicas adversas, no pueden llegar a otras instalaciones del entorno. Señala el dossier que la media de peticiones de asistencia de personas con movilidad reducida se sitúa entre seis y ocho por mes. "Hay que subrayar que los responsables de la instalación vitoriana tienen reuniones periódicas con Edeka (delegación autonómica del Cermi, Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), para tratar de estudiar las incidencias surgidas", aclara el Ararteko.
En el exterior, el aparcamiento dispone de seis plazas reservadas y en el interior los elementos tales como los mostradores, teléfonos, asientos y servicios cumplen parcialmente -en la zona de llegada sólo hay aseos convencionales y las butacas no cuentan con apoyos- con las exigencias. No obstante, los autores del informe destacan que los diferentes itinerarios a pie carecen de franjas-guía táctiles para orientar a las personas con discapacidad visual.
Dado que los sistemas habituales de embarque y desembarque en las aeronaves, tipo finger, no son operativas en Vitoria, el aeropuerto cuenta con una máquina salvaescaleras tipo oruga para subir y bajar del avión en silla de ruedas. Esta solución no es del agrado del Ararteko, que propone como alternativa el empleo de un vehículo del tipo ambulift como el que opera en Hondarribia. Asimismo, recomienda la instalación de franjas táctiles de guiado en los recorridos de acceso a la terminal, así como a los servicios y elementos del vestíbulo, y la adaptación del mobiliario existente.