vitoria. El sector vitivinícola no es una excepción al azote de la crisis. Según los expertos reunidos el pasado día 4 en Laguardia, la uva vive una situación de in pass, como muestra el número de contratados para la última campaña: 500 temporeros en origen, lo que significa el 20% de los empleados que se necesitan para recoger la uva. "No podemos traer más si no hay alojamientos que les garanticen sus condiciones de estancia", aseguró ayer Eva López de Arróyabe, responsable del área de migraciones de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Álava (UAGA).

No en vano, la regulación de las condiciones sociolaborales forma parte de las grandes líneas de actuación de cara al futuro de las 150 explotaciones que controla este sindicato agrario. Tal es la importancia en este ámbito que se apunta la necesidad de negociar un convenio temporal del campo, con el fin de regular de forma más estricta las condiciones sanitarias, la escolarización de los hijos de los inmigrantes o incluso de los alojamientos.

Pese a los pasos que faltan por dar, los extranjeros que vienen a recoger la uva están satisfechos, tanto por la estabilidad de sus contratos, como por las condiciones laborales. Al menos así lo demuestran las conclusiones a las que llega el estudio sobre las necesidades del programa de contratación en origen que la UAGA ha realizado en colaboración con la Universidad del País Vasco.

De esta forma, un 80% se muestra satisfecho con el servicio de acogida, dado que el 75% se aloja en viviendas y el resto, en albergues. De hecho, califican sus condiciones laborarles de óptimas y las recomendarían a familiares y amigos.