la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la epilepsia como una enfermedad neurológica crónica que se manifiesta mediante ataques recurrentes ocasionados por descargas eléctricas excesivas, súbitas y a menudo breves de las células cerebrales. Afecta al 2% de la población, alrededor de 400.000 personas en el Estado y 2.000 en Álava, pero a pesar de su notable prevalencia continúa marcada por la estigmatización.
Con el objetivo de informar y concienciar a la población sobre esta enfermedad "tan antigua como desconocida", según la describe la psicóloga de la Asociación alavesa de Epilepsia (AAE), Carmen Trueba, el Palacio Europa de Gasteiz acogerá hoy las IV Jornadas dedicadas a su estudio, cuya organización corre a cargo del colectivo de afectados. A partir de las 10.15 horas y con entrada gratuita, los asistentes se acercarán a las últimas novedades relativas al tratamiento de la enfermedad de la mano de numerosos profesionales de los ámbitos social y sanitario.
Según detalla Trueba, los ponentes profundizarán en los nuevos fármacos desarrollados para combatir la enfermedad, "más eficaces y con menos efectos secundarios", y se detendrán también en los avances logrados en el campo quirúrgico. Inaugurará las jornadas Pablo Corres, vicepresidente de la AAE, y le seguirán en el uso de la palabra Amparo Maiztegui, directora del Departamento foral de Política Social y Asuntos Social, y Gonzalo González, vicepresidente de la Sociedad de Neurología del País Vasco y neurólogo en el Hospital Txagorritxu.
Tras un acto conmemorativo que servirá para homenajear al recientemente fallecido neurólogo Fernando Martínez Muerza, que desarrolló gran parte de su vida profesional en Txagorritxu, tomará el relevo una charla-coloquio en la que tomarán parte Antonio Gil-Nagel, de la unidad de epilepsia del Hospital Ruber Internacional, Maribel Forcadas, de la unidad de epilepsia de Cruces -única de la red pública vasca- y José María Prats, neuropediatra.
Trueba y todos los miembros de la AAE siguen trabajando día a día en el apoyo a los enfermos y sus familiares con el objetivo de que la patología "por fin se normalice y quien la padezca lo pueda decir libremente". Pese a que ocupa el segundo puesto en el ranking de las enfermedades más habituales en las consultas de Neurología, "la gente tiende a ocultarlo", una triste herencia de lo que sucedía hace no demasiado tiempo, cuando a los epilépticos se les asociaba con posesiones demoniacas u otro tipo de castigos o ritos de brujería. "Queremos eliminar el estigma para siempre", anhela Trueba, quien advierte de que a día de hoy es mucho más patente en enfermos suramericanos que emigran hacia estas tierras.
Gracias a los tratamientos, cerca del 75% de los afectados puede llevar una vida completamente normalizada, desde contar con un empleo estable a formar una familia. No obstante, también hay un amplio grupo de farmacorresistentes que, por desgracia, se ven limitados socialmente tanto por los síntomas de la enfermedad como por algunos efectos secundarios de los fármacos.