Vitoria. El clan de los bartolos 3, Justicia 0. Ayer, por tercera vez consecutiva, se suspendió en los juzgados de Vitoria el juicio que sentará en el banquillo de los acusados al patriarca de la familia gitana y a varios de sus parientes por un robo de cobre y acero cometido en 2008 y tasado en más de 162.000 euros. La razón por la cual no se celebró la vista oral es que tres de los siete acusados simplemente no se presentaron, con lo que el proceso sufre una nueva dilación, el grupo de ertzainas llamado a testificar deberá comparecer por tercera vez con el consiguiente gasto que ello representa para el Departamento vasco de Interior y los imputados gozarán de un nuevo plazo en libertad hasta que se señale nueva fecha de juicio. Eso sí, el agente judicial que atendía ayer la sala señaló que el juez está dispuesto a que la próxima vez se procese a cuantos acusados se presenten. La próxima vez será.

Los hechos que se deberían haber juzgado ayer se remontan a marzo de 2008, cuando se cometió un robo masivo de metal en una nave industrial del polígono de Ali, muy cerca de la residencia familiar del clan. El local, amplio y totalmente equipado, se encontraba en alquiler después de que la última empresa que había pasado por él se trasladara. Mientras se encontraba vacío y libre de actividad, un grupo de desconocidos totalmente organizado esquilmó por completo el interior del recinto. No lo hicieron de una vez, sino por entregas. Confiados, trabajaron de día y de noche ayudados por grupos electrógenos que alimentaban focos para iluminarlos. Cortaron el cierre y lo sustituyeron por uno propio, del cual, obviamente tenían la llave con lo que podían entrar y salir a su antojo. No sabían que los dueños de la nave, alertados, habían pedido la ayuda de la Ertzaintza y que estaban siendo grabados en vídeo. Las filmaciones obtenidas señalaron directamente al patriarca de los bartolos y a un grupo de parientes.

Ayudados por sierras circulares y todo tipo de herramientas, arrancaron sistemáticamente los cables, los paneles metálicos, las barandillas de la escalera, los radiadores, las tuberías y la instalación del aire acondicionado. "Parecía que había caído una bomba allí dentro", señaló uno de los afectados. Cargaban lo robado en varias furgonetas que cubrían distintos itinerarios para despistar a posibles perseguidores. Luego, lo entregaban en una chatarrería cuyo encargado de recepcionar el material actuaría presuntamente en connivencia con ellos.

La operación de la Ertzaintza se saldó con varios detenidos, entre ellos el patriarca de los bartolos, que pasó tres meses en prisión preventiva hasta que pagó una fianza de 6.000 euros. Desde entonces hasta ahora, se ha intentado celebrar el juicio en tres ocasiones y siempre se ha frustrado por la incomparecencia de los acusados. La Fiscalía pide de tres años de prisión en adelante para cada uno de los siete.