Vitoria. La amenaza de la gripe toca a su fin al tiempo que el invierno comienza a dar sus últimos coletazos en Euskadi. La incidencia del virus acumula ya seis semanas consecutivas de descensos tras alcanzar su pico máximo con el arranque de 2011 y, en este contexto, los servicios sanitarios respiran ya un poco más aliviados. No ha sido, sin embargo, una temporada caracterizada por la dureza de la gripe, más bien de intensidad media. Echando la vista atrás, la tasa máxima de contagios -343,6 casos por 100.000 habitantes- ha sido la cuarta más baja desde la campaña gripal del año 1998.
Aunque el frío intenso y la humedad, las mejores condiciones para que el virus se expanda, todavía tienen tiempo de sobra para instalarse en Álava, no es muy probable regresar a esas cotas al menos hasta el próximo otoño-invierno. "Con la gripe es difícil hacer pronósticos, pero la experiencia nos hace pensar que es muy difícil ver más brotes importantes esta campaña. Seguiremos viendo casos puntuales y aislamientos, pero lo más lógico es que el pico importante ya lo hayamos dejado atrás", argumenta el jefe del Servicio de Epidemiología del Departamento vasco de Sanidad, Txema Arteagoitia. El experto no quiere dar pie a la relajación, porque su equipo seguirá observando la evolución del virus, como todos los años, hasta el próximo mayo. "Todavía la gripe tiene un recorrido, seguramente a la baja, y seguirá aquí alguna semana más", advierte Arteagoitia.
Las previsiones manejadas por Sanidad al comienzo de la campaña se han cumplido a grandes rasgos. Tras el caos del año anterior debido a la pandemia de gripe A/H1N1 y viendo que de nuevo iba a circular la misma cepa, "era previsible que no hubiera un brote demasiado alto si el virus no mutaba mucho". Finalmente, con mucho -a excepción de estos últimos días-, ha predominado sobre el virus de tipo B. Por suerte, "se ha comportado de forma relativamente normal".
La inmunización adquirida por los ciudadanos al haber estado ya en contacto con estas cepas en otras ocasiones y la vacunación han ayudado a que la tasa de contagios no alcance cotas preocupantes. Nada que ver, por ejemplo, con temporadas críticas como la de 2001-2002, donde se rozaron los 900 casos por 100.000 habitantes. O la de tres años más tarde, segunda más complicada de la última década con más de 700.
Con todo, Arteagoitia no duda en lanzar una advertencia muy clara dado el "altísimo" número de hospitalizaciones graves que se ha dado en las últimas semanas de pacientes con factores de riesgo que no habían sido vacunados por iniciativa propia. Enfermos crónicos a los que el virus puede afectar especialmente por la debilidad de su sistema inmunológico. Nada menos que el 80% de los enfermos ingresados en los distintos centros hospitalarios de la CAV encajaba en este patrón. "Deben ser conscientes de que la vacuna es importante y protege. Habrá que recordar este mismo mensaje durante la próxima campaña de vacunación", advierte el especialista.
fieles a su cita Según los datos aportados por el consejero, Rafael Bengoa, en una respuesta parlamentaria, por ejemplo sólo se vacunó un 35,4% de los diabéticos vascos menores de 65 años, pese a estar incluidos en los citados grupos de riesgo. Los más fieles a su cita con la vacuna fueron, en cambio, las personas en edad de jubilación, con una tasa de vacunación cercana al 66%.
Como suele ser habitual, los niños de entre cero y catorce años -sobre todo los de cero a cuatro- han sufrido el envite del virus con más intensidad, todo lo contrario que los mayores de 65 años, en muchos casos ya inmunizados tras haberlo padecido en campañas anteriores. Además, y a diferencia de otras temporadas más clásicas, los contagios en la franja de edad que va entre los 25 y 44 años también han estado por encima de lo habitual.