Vitoria. A la política coercitiva en materia de dispensación de rescates anunciada por el Gobierno Vasco para junio, le ha surgido réplica. Si se amenaza con cobrar los salvamentos en montaña cuando se cometen negligencias, es de recibo ofrecer formación adecuada para evitar comportamientos imprudentes. Así lo piensan los integrantes del grupo de rescate de la DYA en Álava y los miembros de la Federación Vasca de Montaña, quienes también tienen clara su postura en lo tocante a los recaudos proclamados por la Administración vasca. "Estamos en contra de que se cobren, porque se trata de un servicio público", asegura el director técnico de la Federación, Antxon Burcio. No obstante, en Cataluña, donde el salvamento tarifado en caso de temeridad lleva funcionando desde 2009, no se ha girado aún ninguna factura porque, tal y como subrayan desde la Federación Catalana de Montaña, "sólo se puede demostrar la negligencia a través de la vía judicial y por el momento nunca se ha recurrido a ella".
El portavoz del grupo de rescate de montaña de la DYA en Álava, Kepa Gordo, explica que uno de los factores que ha contribuido al incremento de los rescates en montaña es el boom del ecoturismo. "Constantemente se vende lo fantástico que es subir al monte o caminar por los parques naturales, pero nadie advierte de los riesgos que entraña y de las medidas de seguridad que hay que adoptar", aclara. "Esperemos que desde ahora hasta junio se realicen muchas campañas de información sobre montaña", agrega Burcio.
El creciente interés por las actividades al aire libre han llevado a animarse a muchas personas que nunca antes habían subido al monte. Lo malo, es que ni adoptan las precauciones pertinentes ni portan el material adecuado. "En días de mucha afluencia de gente, los equipos solemos subir al monte para acortar el tiempo de respuesta en caso de emergencia y nos encontramos con situaciones increíbles. Por ejemplo, este domingo, que salió el sol, las campas de Urbina estaban llenas y a primera hora vimos a unos chavales que, a pesar del frío y del hielo, iban en zapatillas. También, a las tres y media de la tarde, nos encontramos con un hombre de 73 años subiendo a Aitzgorri en solitario. Y sin teléfono móvil, porque decía que no sabía manejarlo. Está claro que falta formación y, sin formación, los riesgos se multiplican innecesariamente", argumenta el portavoz de la DYA.
Todos los estamentos coinciden en que sería conveniente reducir el número de rescates, pero Burcio asegura que los centros públicos e instituciones no parecen estar excesivamente interesados en el capítulo de la formación. "La Federación Vasca de Montaña, en colaboración con la Dirección de Emergencias del Gobierno Vasco, ofrecen cursos gratuitos de autoprotección en montaña, pero hemos impartido pocos porque los centros y las instituciones públicas, que son las que tienen que solicitarlos, no los reclaman. Es un servicio infrautilizado", lamenta.
La frágil formación combinada con el empleo injustificado del número de emergencias, dan como resultado continuos quebraderos de cabeza. "Se abusa a la hora de llamar al 112, hay que ser más racional", apunta Kepa Gordo. "Gracias los móviles se gana mucho tiempo en caso de emergencia, pero la verdad es que la gente llama por cualquier chorrada", reconoce Antxon Burcio.
También el mantenimiento de las señalizaciones es, como el capítulo formativo, endeble. Los balizajes se llevan a cabo de forma correcta en un principio, pero nadie se preocupa de que sigan en su puesto y muchas señales acaban desapareciendo o se reponen mal. "Sería conveniente que en los principales accesos a parques y montes se facilitara información, como ya sucede en otras comunidades y en otros países vecinos", plantea Burcio.