vitoria. La sensación de incredulidad empapó ayer la tarde en el barrio de Lakua. La noticia de la aparición de los cadáveres de Alexis y Ela transtocó todas las conversaciones vecinales y sumió a la barriada, una de las de más reciente creación de la capital alavesa, en una depresión difícil de explicar. "Estamos consternados. Eran como todo el mundo. Gente sencilla. Por eso es más difícil de entender lo que ha pasado".
Estas palabras se corresponden con parte de las sensaciones de Pilar Casado, una de las vecinas del bloque en el que residían los dos ancianos fallecidos junto a su hijo Pedro, la mujer de éste y su nieta. Como ella, los curiosos y los residentes que no podían acceder a sus domicilios por el cordón de seguridad implementado por la Ertzaintza, no salían de su asombro. Dos de las personas más conocidas de la comunidad ya no estaban. "Incluso participaban en cenas con la gente del barrio", replicaba otra residente.
Al parecer, Alexis, de origen cubano, no perdía el tiempo y disfrutaba ayudando a uno de sus dos hijos en el taller mecánico de éste, negocio situado en las inmediaciones de la zona industrial de Betoño. Allí pasaba buena parte de los días.
En cualquier caso, los hechos provocaron todo tipo de reacciones incrédulas. Así por ejemplo, otra de las vecinas de la pareja alababa a ambos tras conocerse su fallecimiento y mostraba su perplejidad por el desenlace de los acontecimientos. "Estaban totalmente integrados y es difícil enterner lo sucedido".
Precisamente, para esclarecer el suceso, el juez y los agentes encargados del caso estuvieron recogiendo pruebas hasta bien entrada la noche.