Vitoria. Hoy sí. Mañana, tal vez. Pasado, no. Son los vaivenes de la política veleta que defiende el actual Gobierno central, que cambia de criterio según sople el viento y que pone en entredicho ahora el cierre de la central nuclear de Garoña en 2013. En un claro alarde de falta un plan de legislatura nítido, el gabinete liderado por José Luis Rodríguez Zapatero parece ahora dispuesto a volver a cambiar de opinión y dar la vuelta a una de sus decisiones más controvertidas.

No en vano, el Ejecutivo socialista, falto de sintonía social, parece estar dispuesto a estudiar la posible prórroga en la vida útil de las actuales centrales nucleares (de las que expiran en 2021, abocadas, hasta hace escasos dos telediarios, a cerrar progresivamente. ¿La causa? Sencilla. Facilitar tal circunstancia serviría de moneda de cambio ante los sindicatos y permitiría que estos dieran su brazo a torcer (y su apoyo) a la extensión de la edad de jubilación a los 67 años en el marco de un gran pacto socioeconómico con las centrales sindicales.

Ahora bien, lo peor de la situación no deviene del cambio de cromos, sino de la falta de concrección con el caso de Garoña. Mientras ministros como Miguel Sebastián dan por hecho que la planta burgalesa quedaría fuera de cualquier negociación y cerraría en la fecha impuesta por el Estado (2013) otras fuentes de La Moncloa, citadas por medios madrileños, darían por hecho todo lo contrario, dejando la puerta abierta a la renovación de la licencia del recinto del Valle de Tobalina, sito a escasos kilómetros de la muga alavesa.

Sea como fuere, lo cierto es que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se mostró ayer dispuesto a analizar la prórroga de la vida útil de las nucleares, tal y como habrían planteado los sindicatos durante la negociación del pacto social y de pensiones. El rotativo catalán La Vanguardia publicaba ayer que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero acepta revisar su política nuclear en el marco del pacto social y, en todo caso, "condicionado a que salga adelante el retraso de la edad de jubilación".

En alusión a esta información, Sebastián afirmó que, a su juicio, esta posible decisión de prorrogar la vida útil de las nucleares no tendría por qué afectar a la planta de Garoña, cuyo cierre (en 2013) es "una decisión firme". "Entiendo que la extensión de la vida útil que pedirían los sindicatos se referiría al resto de las nucleares", ha subrayado al respecto el ministro durante una entrevista en la Cadena Ser.

Con respecto al Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares de alta radiactividad, pendiente de que se decida su ubicación, el ministro señaló que están intentado alcanzar el máximo consenso, pero si no es posible, el Gobierno deberá imponerlo. En este contexto reiteró el argumento de que la construcción del almacén centralizado es más barata y segura que otras opciones.