Donostia. La polémica en torno al txakoli no cesa. En medio del revuelo suscitado tras el acuerdo alcanzado por la Diputación de Burgos para impulsar producción de caldos bajo el término chacolí, la organización agraria ENBA denuncia que un empresario de Hernani "está vendiendo vino blanco" embotellado en esta provincia "como si fuera txakoli". Desde el sindicato dicen que "duele especialmente que sea una persona de aquí".
Pero la acusación no acaba ahí. Censuran que el productor comercializa también otra marca "embotellada en Chile", dos actividades que no encontrarían resquicio legal habida cuenta de que las tres denominaciones de origen vascas -Getaria, Bizkaia y Álava- son las únicas amparadas para el uso de estos términos.
Consultado por este periódico, el empresario en cuestión, José María Garín, no pudo ser más explícito: "Voy a vender cara la piel. Soy un baserritarra igual que los de ENBA", adujo, para defender una actividad que entiende sujeta "al reglamento establecido". El productor se mantiene a la espera de celebrar una reunión con el Gobierno Vasco para aclarar la situación. "Voy en son de paz, a ver qué ocurre", declaraba.
Xabier Iraola, coordinador del Sindicato Agrario ENBA, va incluso más allá en su denuncia y asegura que este hombre está intentando aprovechar el río revuelto en su beneficio ya que, "además de vender un vino corriente como si fuera txakoli", tiene registradas otras serie de marcas comerciales "con el fin de confundir al consumidor". Expone a modo de ejemplo la etiqueta Txueka "con tx" que, a pesar de la analogía semántica, no guarda ninguna relación con una de las firmas más señeras del txakoli en el territorio, la de la familia Chueca, propietaria de la Bodega Txomin Etxaniz. "Es un acto de mala baba", sostiene con una firme convicción Iraola. Y expone gráficamente el motivo: "El 80% de los consumidores que pueda llegar a ver en las baldas de un supermercado ese producto, pensará que es de la familia Chueca, cuando no es ni mucho menos así", subraya.
desencuentro Dos realidades que nacen de un desencuentro que viene de lejos. Hace dos décadas que el Txakoli de Getaria fue reconocido como Denominación de Origen (D.O.), la cual estuvo sometida a intentos infructuosos por convertirla en Gipuzkoako Txakolina, de modo que abarcara toda la geografía guipuzcoana. Desde 2007 es Getariako Txakolina, la única D.O. reconocida en el territorio, la que cumple ese cometido. En aquel entonces, pequeñas explotaciones del interior del territorio guipuzcoano, principalmente destinadas al consumo propio y familiar, no pudieron acogerse a ninguna de estas tres marcas.
En ese escenario irrumpe Garín. Siguiendo la tradición de sus abuelos, quiso montar un negocio en torno a este producto, y se encontró con una situación en la que "poco menos que me tildaban de loco en la cámara agraria de Oiartzun", rememora. Supo después que tras aquel rechazo "estaba Iñaki Chueca, que manejaba a imagen y semejanza todas las cuestiones relacionadas con la denominación de origen". Fue así cómo el hernaniarra registra en 2001 la empresa Gipuzkoako Txakolina S.L., con la que empieza a embotellar y vender. A partir de ahí, no dejan de sucederse los problemas.
Con el objetivo de buscar una solución, nace la asociación de agricultores guipuzcoanos Atxagi, que durante cinco años aglutina a 30 socios que defienden la creación de una única D.O. Txakoli de Euskadi que limite su elaboración al País Vasco, de modo que pudieran "coexistir" las tres marcas reconocidas como "subzonas". Aquello no cuajó. "Debido a diferentes presiones", sostiene Garín, en 2007 este movimiento alternativo no consigue su objetivo y pasa a ser "absorbido" por Getariako Txakolina.
En aquel escenario, Garín, que había sido la cara visible de Atxagi, como secretario y portavoz, entiende que tenía todas las de perder. "Desde aquel momento, como ellos son mayoría, sabía que ante cualquier intento de ampliación de mercado yo iba a ser el castigado", asume el empresario.