La llegada de Olentzero dejó un regalo especial para que los más pequeños durante esta semana, una vez ya aburridos de sus nuevos juguetes, puedan disfrutar de un segundo Parque Infantil de Navidad (PIN) en la capital alavesa.

Tras la inauguración de este lunes, la ciudad deportiva del Baskonia (Bakh) abre hasta mañana sus puertas a diez tipos de actividades lúdicas diferentes: toboganes, hinchables, zona de billares, golf, scalextric, motos eléctricas y ludoteca, de 11.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas. Aunque, eso sí, los más rezagados deben tener en cuenta que mañana, al ser Nochevieja, el parque se cerrará por la tarde.

Tanto los socios del Bakh, como los no miembros pueden salir satisfechos de su estancia en el recinto. Mientras que los primeros no tienen que desembolsar ni un euro para pasárselo allí en grande, los segundos saben que su contribución va para un fin solidario. Prueba de ello es que la recaudación de las entradas irá a la asociación de padres de niños oncohematológicos de Álava (Aspanafoha).

Para que todos los locos bajitos tengan las mismas posibilidades de participar, en cada área de juego un monitor se encarga de dinamizarlo y de que la actividad se realice de forma responsable. "Yo me encargo del taller de manualidades para que todos los que vengan, puedan pintar dibujos, que decoren el árbol de Navidad con copos de nieve hechos de papel o que incluso aprendan a bailar funky o hip-hop", cuenta Aitana Zarzosa, encarga de este taller, muy exitoso entre los menores de 5 a 9 años, y en el que también los txikis podían pasar por maquillaje. Pero no para disimular imperfecciones o resaltar los rasgos más bellos de los reyes de la casa, sino para salir de ellos con otros poderes: el de la superioridad que proporciona la máscara de un superhéroe.

A diferencia de la mayoría de padres, que observan embelesados los movimientos de sus retoños desde el balcón del Bakh, Teresa es de las que prefiere seguir todos los movimientos de cerca. Y no es para menos, puesto que su responsabilidad es mayor si cabe, al estar a cargo de sus sobrinos Hugo, de 3 años, y Ander, de 6. "Ahora están pintando a un pulpo que no sé exactamente cómo se llama", confiesa esta gasteiztarra, interrumpida por un alto y claro: "¡Calamardo!", que espeta Ander, mientras da un poco de vida, con el color verde de su pinturilla, a los tentáculos de una de las criaturas de la serie de dibujos Bob Esponja.

En medio del recinto, justo enfrente de la zona reservada para jugar a campo quemado, esperaba Ana, que trajo a sus hijos Jon, de 11, y Leire, de 5, junto a su amiga Virginia, que llevó tanto a sus hijos Asier y Unai, como a las de dos amigas, Oihane y Uxue. "Asier y Uxue dan vueltas por el rocódromo, otros están en el hinchable y Jon, que ha estado en todo, ha ido a la pista de hielo, que no entra dentro del PIN", explica Ana. Aunque para estas dos mujeres es su primer año en el Bakh ya se han dado cuenta de una ventaja: "aquí no hay colas", dice Virginia.

La zona de la pista de scalextric, como la del fondo, con las seis pantallas de televisión, dan la bienvenida a los juegos tecnológicos. Zelai, de 6, y Oihane, de 4, ésta con un antifaz amarillo pintado, y su prima Lexuri, de 6, aguardan sentados su turno delante del videojuego de Street Dance. "He aprovechado que están de vacaciones para traerles, aunque sólo estaremos por la mañana", dice Jon, el padre de los dos primeros.