Vitoria. Desde los inicios de la Reconquista, diferentes grupos de vascos dejaron su tierra para emigrar a otros lugares. Una dispersión que continuó en el tiempo pero que nunca ha hecho desaparecer los vínculos de quienes se fueron con su lugar de origen. Sobre esa base, el grupo Biomics, con sede en el campus alavés de la Universidad del País Vasco, ha analizado el ADN de la diáspora vasca para observar el efecto de un ambiente diferente en poblaciones de genética parecida. Aprovechando la extensa red de las euskal etxeak, ha obtenido muestras de saliva de cientos de personas de origen vasco en Argentina y en EEUU (California, Nevada e Idaho).
Una vez en el centro de investigación de Vitoria, los datos se van registrando y el ADN es extraído de las muestras, para analizarlo y guardarlo. Los análisis se centran sobre todo en el ADN mitocondrial (marcadores de la herencia que transmiten las mujeres) y el cromosoma Y (los hombres). En el caso de los Estados Unidos, ya han surgido los primeros resultados. Tal y como explicó ayer la doctora Marian Martínez de Pancorbo, directora del grupo, los investigadores se han encontrado con dos grupos. El primero corresponde al de aquellos cuyos antepasados vascos llegaron a América pero se siguieron cruzando entre ellos. "Es una traslación de lo que tenemos aquí a América", dijo. Al segundo, por su parte, pertenecen quienes están mezclados, en cuyo caso han hecho un cálculo del porcentaje de mestizaje. "El cálculo del ADN mitocondrial dice que hay un componente de más del 50% de origen vasco, y que luego han ingresado otros linajes, fundamentalmente del tipo caucasoide, y un porcentaje no muy alto de población hispana. Prácticamente no hemos encontrado mezcla con población negroide. En cuanto al cromosoma Y, los datos son parecidos", indicó.
Ahora que el equipo ya sabe hasta qué punto mantienen el patrimonio genético los vascos de la diáspora, Pancorbo explicó que "ya estamos empezando a hacer estudios en relación con la obesidad, y también queremos investigar otras enfermedades relacionadas". Asimismo, estos investigadores están preparando una expedición para dentro de un año o dos, con el propósito de llevar ese estudio más allá. Concretamente a latitudes más altas de Norteamérica y a épocas más tempranas. Las de la llegada de los balleneros. "Ahí no se mantienen los apellidos, pero el cromosoma Y nos permite seguir la huella de los vascos, porque el cromosoma Y de las poblaciones nativas americanas es diferente. Queremos ver de nuevo cuánto porcentaje hay de unos genes, cuánto de otros, y cómo se correlaciona eso con el estado de salud y enfermedad de los pueblos nativos americanos que tuvieron relación con nuestra población", explicó la directora de Biomics.
Según dijo, "creemos que puede aportar mucho al conocimiento de cómo influyen las mezclas de poblaciones, los diferentes estilos de vida, pero sobre todo desde el punto de vista de la salud y enfermedad".