Vitoria. Da igual que sea Navidad. Los hombres que atemorizan y maltratan jamás entenderán de fechas. La noche del sábado, en Vitoria, dos mujeres se sumaron a la trágica lista de víctimas de la violencia machista. Una tuvo que constatar, con hematomas y arañazos, cómo las órdenes de alejamiento no siempre surten efecto. La segunda se vio obligada a neutralizar los puñetazos de su pareja en el interior del vehículo. Los dos presuntos agresores intentaron salir airosos: uno se escondió en el interior de un armario, el otro huyó. Pero los dos acabaron en comisaría.

El primer aviso sonó la madrugada del sábado. Una persona llamó a la Ertzaintza: había observado una agresión de un hombre a una mujer en el interior de un automóvil parado en la vía pública en el barrio de Zabalgana. Él le golpeaba con los puños, mientras ella trataba de protegerse. Varios agentes acudieron al lugar y encontraron el vehículo aparcado en el garaje de un inmueble. No había nadie, pero el coche estaba abierto y tenía el parabrisas fracturado. Por suerte, los ertzainas pudieron dar con el paradero de la víctima, una mujer que presentaba una herida visible en la cara y que fue trasladada a un hospital para ser atendida de sus lesiones. También localizaron al agresor, de 30 años.

El segundo aviso sonó la noche del mismo día 25. La Ertzaintza recibió el aviso de un particular, que había escuchado la voz de una mujer solicitando auxilio en su casa. Los agentes acudieron al lugar, llamaron a la puerta identificándose como policías... Y nada. Cuando se disponían ya a hacer uso de otras técnicas para acceder al interior de la vivienda, finalmente una mujer abrió. Lo hizo con recelo. Presentaba hematomas y arañazos. No quería hablar. Él, su expareja, seguía en el interior de la casa. Tenía miedo.

Los agentes solicitaron la presencia de una ambulancia para evaluar el estado de la joven y, a continuació, se dispusieron a inspeccionar la vivienda. Encontraron una botella rota y restos de objetos tirados por el suelo. Las pistas evidenciaban que había habido una discusión Pero lo que buscaban estaba en el interior de un armario, en el salón. Allí localizaron al presunto agresor, un joven de tan solo 25 años. No era su primera vez. Los policías constataron que ya contaba con antecedentes por violencia de género y una orden judicial de alejamiento. El arresto no se hizo esperar.