Dos delincuentes que se hacían pasar por revisores del gas resultaron heridos de bala y por arma blanca por el propietario de un piso de Barcelona al que pretendían atracar a punta de pistola, y fueron detenidos después por los Mossos en el hospital de Bellvitge, adonde acudieron para curarse. Al abrir la puerta el dueño de la casa, uno de los delincuentes esgrimió una pistola, lo que no amedrentó al propietario, que se resistió al robo, iniciándose un forcejeo que acabó con uno de los ladrones herido de bala en una pierna y el otro con heridas de arma blanca.