bilbao. Los grupos de mujeres amenazadas no quieren que la última víctima se convierta dentro de unos días en la anteúltima, ni que ellas además de ser las amenazadas hayan de sufrir la doble victimización de ser las escoltadas. "Creemos que las escoltas impuestas pueden partir de una buena intención de protegernos, pero no trazan el camino correcto para nuestra defensa eficaz!", afirma.

"En primer lugar, porque además de ser las víctimas de la violencia, la visibilidad de la escolta nos señala en nuestro entorno familiar y social, convirtiéndonos en doble víctima", relata Begoña, bilbaína maltratada que muestra su dececpción por un sistema de protección "que no funciona".

Ante el caso de Cristina Estébanez, asesinada el lunes de la semana por su pareja pese a que ésta tenía dictada una orden de alejamiento y que la joven barakaldesa había denunciado amenazas, el Departamento de Interior, ante las críticas de inacción, decidio mover ficha con rapidez. La consejería que dirige Rodolfo Ares está ofreciendo desde el sábado un servicio de escolta a las mujeres del País Vasco que tienen riesgo de sufrir algún tipo de ataque por violencia machista. Sin embargo, como reconocen las victimas del maltrato, el error está en la diana elegida. "¡Qué les controlen a ellos!" Es su grito de demanda. "Porque son conocidos, porque son los culpables, que les envíen a las casas de acogida a ellos porque son los delincuentes", reclaman con contundencia a los departamentos de Justicia, Interior, yAsuntos Sociales.

"Ádemás, estamos convencidas de que en este país matar a una mujer sigue saliendo barato, por lo que reclamamos un endurecimiento de las penas y su cumplimiento íntegro, como ya se hace con otros terroristas", reivindica Begoña, que como es fácil del imaginar no quiere dar su nombre verdadero por temor a ser identificada.

Las asociaciones de mujeres, en este hilo reivindicativo, van más allá. "¿Por qué no se publican las fotos de los maltratadores, tal y como se hacen con otros terroristas?" "¿Por qué -se preguntan- no es posible hacerlo si son terroristas de género?", plantean al departamento de Rofolfo Ares.

Begoña reconoce que se siente «una privilegiada». ¿Por qué?. Porque su relación con su expareja, un marroquí al que conoció realizando actividades solidarias, «sólo duró seis meses. Además, no dependo económicamente de él, vivo en una vivienda de mi propiedad y no tenemos hijos en común». Sin embargo no oculta que está «aterrorizada» ya que vive convencida de que su ex cumplirá sus «amenazas de muerte».

En su relación Begoña soportó no no sólo las agresiones físicas, sino las sevicias derivadas del integrismo religioso.