Vitoria. El alumnado escolarizado en un sistema educativo diferente al del país de origen de sus familias se ve afectado por esta circunstancia de modo considerable. La barrera idiomática, las diferencias culturales o el desarraigo influyen de una manera muy notable en el rendimiento académico del estudiante, y en manos de cada sistema educativo está poner los recursos humanos y materiales necesarios para tratar de evitar el fracaso escolar.
El último informe PISA que se ha dado a conocer esta misma semana, y que tiene por objeto evaluar el nivel de conocimiento de los estudiantes que están a punto de terminar la enseñanza obligatoria, detecta diferencias abrumadoras entre unos y otros países de la OCDE en cuanto al nivel de integración del alumnado inmigrante en las aulas. En este sentido, el informe revela que España arrastra un problema importante a la hora de formar a este colectivo, en el que se registra un nivel alto de abandono escolar. Pero si se analiza por comunidades autónomas, Euskadi no sale mucho mejor parada, ya que está entre las regiones donde existen mayores diferencias de rendimiento entre sus estudiantes autóctonos y los de origen extranjero.
El País Vasco tiene actualmente una tasa de alumnado inmigrante que roza el 7,3%. Se trata de uno de los niveles más bajos del Estado, ya que tan sólo los centros educativos asturianos escolarizan a menos extranjeros en sus aulas. También está por debajo de la media de los países más desarrollados, en los que el 10% de los escolares es de fuera. Sin embargo, los datos demuestran que el esfuerzo que pone el sistema educativo vasco para tratar de que sus alumnos sean competentes en letras, ciencias o matemáticas no llega por igual a todo el alumnado.
El estudio PISA dado a conocer esta misma semana ha puesto de relieve que los alumnos vascos han mejorado sus notas en los últimos cuatro años, y que además superan la media española. Sin embargo, el documento especifica que si se atiende al origen del alumnado, en la mayoría de los casos los resultados no son tan satisfactorios. En comprensión lectora, por ejemplo, todavía hay un abismo entre las habilidades que adquieren los estudiantes autóctonos y los de fuera. Frente a los 494 puntos que obtienen los estudiantes nacidos en Euskadi, los extranjeros logran 71 menos; obtienen, de hecho, peores resultados que los inmigrantes que viven en otros puntos del Estado.
Euskadi es una de las comunidades autónomas que está a la cola si se analizan estos aspectos; los conocimientos que tiene el alumnado inmigrante distan bastante de alcanzar a los que tiene el alumnado autóctono cuando está a punto de cumplir los 16 años. Las diferencias entre unos y otros superan las que existen en el resto de España y duplican la media de la OCDE. El documento destaca que sólo en países como Italia o Finlandia, donde la tasa de inmigrantes en las aulas es también baja, se producen tantas diferencias.
El informe PISA, más allá de detectar los desequilibrios que se puedan dar entre unos y otros alumnos, no llega a profundizar más en el nivel formativo de la población extranjera. Sí lo hace, en cambio, la Diputación alavesa en el primer Plan Foral de Inmigración, que descubre que el 57% de la población extranjera o no tiene ningún tipo de formación o solamente posee estudios de Primaria. Por su parte, únicamente el 9% declara estar en posesión de una titulación universitaria.
pocos estudios profesionales Sin embargo, el plan foral destaca la baja proporción de formación profesional del colectivo. El documento recuerda la importancia que tiene este tipo de estudios, en todos los aspectos de la vida, pero especialmente en la integración laboral. En un momento como el actual, de crisis económica, los estudios de FP están demostrando ser una herramienta clave para aprender un oficio o especializarse en una área determinada para poder aspirar a un puesto de trabajo, en medio de tanta competencia y cada vez más paro.
Poseer un perfil cualificado resulta casi imprescindible, ya que la tendencia es a que desaparezcan los empleos en los que no se requiere ninguna titulación. Sin embargo, entre los inmigrantes se da la circunstancia de que sólo el 4% tiene formación profesional, una cifra bastante más baja que la del resto de la población, que es del 14%. Es de resaltar, también, el pequeño porcentaje de contratos que se realizan a los extranjeros que cuentan con estudios de FP, bien sea de grado medio o superior. Éstos no representan más del 2,4% de los contratos que se realizan cada año. La presencia de inmigrantes en los centros que imparten módulos profesionales es escasa en comparación con la población extranjera de Euskadi. De hecho, durante el curso 2008-2009, que es cuando arrancó la crisis, sólo el 1,3% del alumnado inmigrante estaba matriculado en algún módulo superior de FP, una tasa que es cinco veces menor que la del alumnado autóctono.
Según los datos de los que dispone el Departamento vasco de Educación, la mayor parte de los inmigrantes que consiguen un contrato de trabajo empezaron los estudios de ESO, aunque no consiguieron finalizarlos. Para todos ellos, y en vista de las necesidades formativas que se plantean para los próximos diez años, el Gobierno Vasco quiere dar un impulso a los Centros de Iniciación Profesional, destinados a aquellos jóvenes que, pese a haber cumplido los 16 años ya, y por lo tanto, no tener la obligación de estar escolarizado, desean obtener el graduado y también aprender un oficio que les abra las puertas. En definitiva, el objetivo específico de estos centros es lograr la inserción laboral de los y las jóvenes que abandonan el sistema educativo sin cualificación académica ni profesional.