David contra Goliat. Así es la pelea que mantiene Ibai Uriarte contra el tiempo. En esta espera desesperada por encontrar un donante que permita a los médicos practicar al niño de Galdakao un transplante multiórganos, Ibai se crece ante la adversidad de estos días y su organismo se hace fuerte para vivir.

Los médicos han constatado con esperanza la mejoría del niño y están pensando en practicarle en quince días una cirugía paliativa que le permita aguantar este tiempo, según informó ayer su padre, Javi Uriarte, que está junto con su mujer Susana en Madrid para cuidar al niño.

La situación sigue siendo igual de delicada, pero Ibai no está dispuesto a resignares; por eso, y aún sin ser consciente de la pelea que mantiene su cuerpo, está mejorando. "Hoy estamos más esperanzados porque dicen los médicos que el niño está fuerte y eso puede permitir que, mientras llegan los órganos, los especialistas le practiquen otras soluciones paliativas", explica.

Para poder atacar de raíz las zonas del pequeño cuerpo que están necrosadas, los médicos están estudiando ahora realizar una cirugía que intervenga directamente estas partes, pero que no sea demasiado fuerte para que, si en este periodo surgiera la posibilidad del transplante, el niño estuviera preparado.

Javi y Susana, los padres de Ibai, se pusieron ayer en contacto con la Organización Nacional de Trasplantes. "Nos han dicho que ellos están llevando el caso de Ibai". La situación es complicada por partida doble. "No es fácil hacer un trasplante de páncreas e hígado, pero mucho más complicado es encontrar un intestino". En estos días, Javi no ha tenido más remedio que ponerse al día de todos estos asuntos ajenos a la vida cotidiana de cualquier persona; más, si como es el caso, se han encontrado de la noche a la mañana con este problema. Hasta hace quince días, Ibai era un niño que no presentaba ningún problema específico diferente al de otros niños de su edad, cuatro años. "Realmente, solo ha sido consciente de que le está pasando algo, cuando tuvo que ser operado en el hospital de Cruces del tumor". Su caso es raro, pero no el único. A veces, en contadas ocasiones, sucede que un gemelo no llega a desarrollarse en el útero de la madre hasta el punto de estar formado para su nacimiento y se acoge a la vida del hermano, como le ha ocurrido a Ibai. El pequeño de Galdakao ni se hubiera enterado de ese molesto bulto que llevaba en su tripa de no se por una revisión rutinaria en el pediatra.

Complicaciones En principio, la operación en Cruces para estirparle lo que parecía un tumor, no entrañaba ningún problema grave. De hecho, en otros casos conocidos por la ciencia médica, estos problemas se han resuelto sin mayores contratiempos. Incluso en alguna ocasión se ha llegado a producir el caso de un hombre que supo de la existencia de un feto muerto en su interior cuando ya era mayor y, a pesar de la edad, no se complicó la operación.

Pero la vida a veces juega malas pasadas a los más débiles; en este caso ha querido cebarse con Ibai. Y la operación se complicó. Desde el pasado 18 de noviembre, cuando llegó de urgencia al hospital de La Paz en Madrid, el pequeño se encuentra hospitalizado luchando contra el tiempo, aguantando para estar preparado para ese donante que le va a salvar la vida. José Antonio Arteaga, de la Asociación de Enfermos y Trasplantados de Corazón y Pulmón de Euskadi, se puso en contacto ayer con la familia. Arteaga explicó a GRUPO NOTICIAS que, si llega un donante, los médicos valorarán la gravedad del paciente, por encima de las listas de espera. "Lo que ocurre es que es un niño pequeño y necesita órganos para su tamaño".

Estos días, el propio hospital les ha puesto en contacto con unas monjas que les procurado un piso económico donde poder alojarse y dejar mucho tiempo solo a su hijo. El hermano de Ibai, Markel, de ocho años, le espera impaciente en Galdakao, como el resto de vecinos que han dejado sus mensajes de apoyo en la web de DEIA (www.deia-com). De momento, como David contra Goliat, la fortaleza de Ibai está ganando la batalla.