"SAGARRA eragin-tza zazpi" (la operación manzana empezará a las siete). Tras recibir estas palabras en euskera, miles de marines norteamericanos fueron desembarcados en la isla Tulagi y en Gualdacanal (Filipinas). Era la madrugada del 7 de agosto de 1942 y bajo un calor húmedo y sofocante comenzaba una de las batallas más sangrientas del Pacífico y que, a la postre, sería fundamental para reestablecer el dominio de Estados Unidos en el mar tras el ataque japonés a Pearl Harbor (medio año antes). Moralmente, era la primera victoria norteamericana tras la humillación del bombardeo nipón en diciembre de 1941. Si bien ya es sabido que varios de los idiomas de los indios fueron empleados para despistar al Ejército del imperio de Hirohito, nada se sabía de que el euskera hubiera sido fundamental en el servicio de espionaje durante la batalla de Guadalcanal.
El catedrático y escritor Daniel Arasa retrata en su libro Los españoles en la guerra del Pacífico cómo el mexicano hijo de vizcaínos Ernesto Carranza, teniente coronel del Ejército norteamericano, propuso y consiguió que se usara el euskera como idioma para las transmisiones y evitar así que los japoneses, al desconocerlo, pudieran entenderlo ni decodificarlo. Carranza era tenido en cuenta dentro de la inteligencia norteamericana ya que había estado al frente del 10º Regimiento de Transmisiones durante la invasión de Alemania.
La idea de emplear el lenguaje paterno surgió en el cuartel de transmisiones de San Francisco, adonde en mayo de 1942 llegaron miles de reclutas desde California, Nevada, Idaho, Oregón, Montana y otros estados del Oeste. A este acuartelamiento fueron a parar también alrededor de 60 hijos de vascos que habían emigrado a la floreciente norteamérica en la mayoría de los casos para trabajar como pastores.
Muchos de ellos hablaban mal el castellano, tenían un regular inglés pero un buen euskera. Según Arasa, a Carranza se le ocurrió que, dado su uso minoritario, sería un buen idioma para ser empleado en las transmisiones más relevantes. La propuesta fue aceptada por el alto mando y, junto al euskera, se incorporaron también al servicio de la inteligencia militar varios idiomas indios como el iroqués, el oswego y el shaishai (de Dakota del Norte), además del navajo que, como se ha retratado en la película The Windtalkers, ya se empleaba.
Después de varias pruebas se comprobó que los japoneses no entendían los mensajes por lo que se empleó cada idioma un día distinto de la semana con la intención de despistar al enemigo. El reparto que se realizó fue: lunes, euskera; martes, oswego, miércoles, iroqués; jueves shaishai; viernes, euskera; sábado, clave 2x2, domingo oswego. Primero se empleó para los convoys de carga que navegaban por el Pacífico evitando a los aviones y submarinos del imperio del sol naciente que tras Pearl Harbor dominaban el mar. Vista su efectividad, se siguió usando para el desembarco en Guadalcanal.
Junto a Carranza participaron otros hijos de vascos como el capitán Nemesio Aguirre y los tenientes Fernández Bacaicoa y Junana. En San Diego (Estados Unidos), las órdenes eran redactadas en inglés pero se traducían al euskera para transmitirlas al jefe de la flota y al resto de almirantes.
La primera orden concreta para el asalto se remitió el 1 de agosto de 1942, "Egon arretaz, X egunari" (atención al día X); ese día elegido era el 7 de agosto. A ésta le siguieron otras como "Gudari-talde asko 100.000" (las tropas japonesas ascienden a 100.000 hombres, cifra que luego se demostró ser muy exagerada), "lurrepaira idarrepairaindartsuak" (poseen fuertes trincheras y fortificaciones) o "aurreta zuhaitzairi" (atención a las copas de los árboles).
El mensaje más relevante se emitió a las 2.30 de la madrugada de ese 7 de agosto de 1942, "Sagarra eragintza zazpi" (la operación manzana comenzará a las siete). A esa hora se había decidido desembarcar sobre el islote Tulagi y sobre Guadalcanal, una isla casi deshabitada donde había una pista de aterrizaje.
La campaña de Guadalcanal se desarrolló entre el 7 de agosto de 1942 y el 9 de febrero de 1943 alrededor de la isla de Guadalcanal en el marco del frente del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial. Fue la mayor ofensiva lanzada por los aliados contra las fuerzas japonesas.