GINEBRA. El estudio "La financiación de los sistemas de salud" incluye consejos para que los gobiernos, en la actual crisis global, no recorten el gasto sanitario sino que aumenten su eficacia, entre ellos emplear medicamentos genéricos o mejorar la gestión de los gastos hospitalarios.
"La necesidad de una orientación en esta área es aún más acuciante en un momento que se caracteriza por la recesión económica y por unos costes crecientes de la atención sanitaria ya que la población envejece, aumentan las enfermedades crónicas y se dispone de tratamientos nuevos y más caros", afirma la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, en el prólogo del estudio.
El texto muestra cómo tanto los países ricos como pobres pueden ajustar sus mecanismos de financiación de la salud para permitir que más personas puedan acceder a los servicios que necesitan.
La OMS apunta especialmente a acabar con sistemas de financiación basados en su mayor parte por la facturación de los servicios directamente a los pacientes en el momento de su uso, pues ello lleva cada año a 100 millones de personas a la pobreza.
"En algunos países, hasta el 11 por ciento de la población sufre algún tipo de dificultad financiera grave cada año y hasta el 5 por ciento se ve arrastrada a la pobreza" por tener que pagar por los servicios de salud, constata el estudio.
"A nivel mundial, alrededor de 150 millones de personas sufren catástrofes financieras anualmente y 100 millones se ven obligadas a vivir por debajo del umbral de pobreza", agrega.
Por ello, la OMS advierte contra "la dependencia excesiva de los pagos directos en el momento en que la gente necesita asistencia".
"Aún disponiendo de algún seguro médico, puede ser obligatorio contribuir en forma de copagos, coaseguros o deducibles", señala.
La disponibilidad de recursos es otra de las barreras hacia la cobertura universal. La OMS considera que "si los gobiernos de los 49 países más pobres del planeta asignaran cada uno el 15 por ciento de su presupuesto nacional para la salud, podrían movilizar 15.000 millones de dólares suplementarios al año, es decir, casi doblar los fondos disponibles".
El estudio cita algunos ejemplos de cómo países en desarrollo han obtenido más fondos para la salud, como Indonesia, que aumentó sus impuesto 10 puntos, o Ghana, que incrementó un 2,5 por ciento el IVA.
"Un estudio de 22 países de ingresos bajos mostró que podrían reunir entre todos 1.420 millones de dólares suplementarios sólo aumentando el 50 por ciento el impuesto al tabaco", señala la OMS.
El organismo considera que gastando el dinero de forma más inteligente se podría aumentar la cobertura sanitaria a escala mundial, pues calcula que actualmente se despilfarra entre el 20 y el 40 por ciento de los recursos.
"Se suelen emplear medicamentos caros cuando se dispone de opciones más baratas e igualmente eficaces. En muchos países el uso de antibióticos e inyecciones es excesivo, su almacenamiento es deficiente y se deterioran, y hay grandes variaciones en los precios que negocian las agencias de aprovisionamiento con los proveedores", señala el informe.
"La reducción de gastos innecesarios de medicamentos y el uso más adecuado de los mismos, sumados a la mejora del control de calidad, podrían ahorrarles a los países hasta el 5 por ciento del gasto sanitario", agrega.
Otras soluciones que ve la OMS para mejorar la eficiencia de los sistemas sanitarios pasan por sacar el máximo partido a las tecnologías y servicios sanitarios, motivar al personal sanitario, mejorar la eficiencia hospitalaria, conseguir la asistencia correcta la primera vez reduciendo los errores médicos, eliminar el despilfarro y la corrupción y evaluar críticamente cuáles son los servicios necesarios.
"Muchos países de ingresos bajos y medios han demostrado en la última década que acercarse a la cobertura universal no es un derecho exclusivo de los países ricos", afirma el informe, que destaca los pasos dados por Brasil, Chile, China, México, Ruanda y Tailandia.