Vitoria. Fumar es el principal factor de riesgo de muerte y de enfermedad que cada persona puede evitar. Pese a que es la causa de mortalidad más prevenible en el mundo, para los seguidores del humo la decisión de apagar el último cigarro no es fácil. Hacen falta ganas y mucha voluntad para dejar de consumirse por este hábito nocivo, al tratarse de una adicción física y psicológica que cada año en Euskadi provoca 2.500 defunciones atribuibles a su consumo, de las que 400 se ciñen a territorio alavés.

De todas ellas, la más conocida y, la que más vidas se lleva, es el cáncer de pulmón, puesto que este tumor maligno supone un 92-97% de todas las víctimas mortales del tabaco, según los últimos datos del Registro de Osakidetza.

Las cifras de los efectos mortales del humo se disparan si se tiene en cuenta que éstos también se extienden a los allegados del fumador y a los trabajadores del mundo de la hostelería. No en vano, inhalar las sustancias tóxicas que fuman otras personas produce 140 muertes por tabaquismo pasivo en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) al año. De ellas, 17 se corresponden con vecinos alaveses.

Por fortuna, los datos se pueden reducir a cero si se tiene en cuenta que la educación y la sensibilización pueden acabar con esta conducta aprendida, al ser una de las drogas que hasta hace poco mejor aceptaba la sociedad. La estrategia Euskadi libre del humo de tabaco, del Gobierno Vasco, destaca que en los últimos diez años se ha conseguido reducir el nivel de consumo de tabaco en todas las franjas de edad, gracias a campañas de concienciación, al aumento del precio y a las limitaciones a la venta y al consumo en lugares públicos.

El análisis detallado de estos datos revela que, aunque hay menos mujeres que fuman, con un 21%, los hombres son los que han hecho un mayor esfuerzo por reducir el número de cigarros diarios. En este sentido, el Departamento vasco de Sanidad y Consumo asegura que se ha pasado de un 35% a un 29% de fumadores entre los varones mayores de 16 años. Sin embargo, según subraya esta estrategia, lo que es más preocupante no es que el consumo no descienda tan rápido en las mujeres, sino que en la franja de 16 a 24 años, por primera vez, se ha comprobado que las féminas sobrepasan a los hombres en este vicio.

Por territorios Desde que encenderse un pitillo está mal visto, incluso aunque lo haga el malo de una película, poco a poco se consigue desterrar los malos humos. En algunos sitios se observa más que en otros cómo se empieza a invertir esta tendencia. Uno de estos modelos a seguir es Álava, el territorio de Euskadi más sano en este sentido, con un 19% de fumadores, en comparación con el 21% de Bizkaia y el 24% de Gipuzkoa. Así lo anuncia la última encuesta elaborada por el Gabinete de Prospección Sociológica de la CAV, tras las conclusiones de las preguntas efectuadas a 1.200 personas de Euskadi, de las que 320 eran alaveses, 480 vizcaínas y 400 guipuzcoanas.

Estos resultados sitúan a estos lares en la provincia con menos fumadores de todo el Estado y la colocan a la cabeza de Europa, junto a Finlandia (19%), Suecia (18%) y Eslovenia (17%). Si a esto añadimos que este territorio tiene la tasa más elevada de personas que se han desengachado del tabaco, con un 30%, las conclusiones son esperanzadoras para la salud pública. Aunque Álava sea un ejemplo a seguir, los datos generales de Euskadi son menos alarmantes que en otros lugares. Hay que tener en cuenta que el 22% de vascos enganchados al pitillo indica que hay menos fumadores diarios que en el resto del Estado o de la Unión Europea, donde los seguidores de este vicio representan el 27% y el 26%, respectivamente.

En cuanto a los grupos de edad estudiados, llama la atención los datos relativos a los jóvenes. El porcentaje de fumadores de entre 18 y 29 años se sitúa en un 23%, una cifra matizada, lejos del 30% de hace una década, que incluso se llegó a sobrepasar en la década de los noventa. Por contra, el rango de edad que más fumadores cuenta es el de las personas entre 30 y 45 años, con tasas del 31%. Se trata de las personas que empezaron a comprarse cajetillas cuando llevarse un cigarro a los labios era glamour y misterio.

Los resultados del informe dejan una conclusión clara: la gran mayoría de los seguidores del humo quiere dejar de pertenecer a este dañino grupo. Así, siete de cada diez confiesan que tienen intención de abandonarlo, ya que sólo un 26% dice que no está entre sus planes. Más llamativa es la cifra de alaveses dispuestos a dejar de consumirse por el tabaco, donde llega hasta el 63%.

Pese a esta voluntad, casi cuatro de cada diez encuestados -un 37%- creen que los efectos perjudiciales del tabaco se exageran.