Más de 9.000 asistentes animaron ayer el centro de Santa Cruz de Campezo en una edición condicionada por la incertidumbre meteorológica. Aunque en años anteriores la Feria de San Martín había logrado congregar a 12.000 visitantes en la localidad alavesa, las previsiones de lluvia hicieron que muchos no se arriesgaran a coger el coche. Pero no importó demasiado, ya que quienes se animaron pudieron disfrutar de un recorrido más aliviado que de costumbre y de un atractivo añadido, ya que este año el ganado regresó a la feria después de que la UAGA decidiera levantar el boicot pese a las diferencias que aún mantiene con la Diputación por el plan de gestión del lobo. En cualquier caso, la celebración fue un éxito.
El primer reto nada más llegar a Campezo era encontrar plaza para aparcar. La aglomeración de coches en la zona industrial y en los arcenes ya ofrecía una idea del volumen de personas que paseaban por las calles del municipio. El segundo desafío consistía en colocarse en buena posición dentro de la cola de los talos que el puesto de Segura traía desde el Goierri. Todo un clásico que compartió, cómo no, jornada con los productores de pastel vasco en liza por determinar quién es el mejor. Jon Ugarriza y Segundo Meabe aseguraban, cada cual con su correspondiente cartel, ostentar el título de campeón. Un factor que ayuda a vender muchos más dulces.
La oferta gastronómica de la jornada no pudo ser más variada. Al hecho de que varios de los bares del municipio incorporaron el pintxopote para la ocasión, había que sumar las tres sartas de chorizo casero por seis euros, las castañas ecológicas de Valdegovia a tres euros y medio el kilo, los roscos de nata a cinco euros, el jamón de bellota a 90 euros el kilo, queso de Montaña Alavesa o el paquete de rosquillas a tres euros -dos por cinco- que suponían una tentación constante. Tanto para la vista como para el olfato, ya que los asistentes pasaban de los aromas dulces a los salados sin solución de continuidad y, ante semejante panorama, no era de extrañar que casi todo el mundo acabase picando en los puestos. "He caído", reconocía Marisa mientras abría la bolsa y mostraba a sus compañeros un delicioso y redondo pastel de chocolate. Uno de los platos fuertes del día aguardaba en la plaza. Un improvisado establo con vacas, bueyes, caballos, cabras y ovejas concitaba la atención de cuantos pasaban por allí. Todos, sobre todo los más pequeños, se quedaban hipnotizados viendo rumiar al ganado. También tuvo mucho tirón la exposición de maquinaria agrícola en miniatura. Pequeños ingenios, activados por motores eléctricos, devoraban espigas y separaban el grano de la paja como por arte de magia. Hacia arriba, una calle entera concentraba varias decenas de puestos de artesanía llegada de Tierra Estella. Mendigoizales, gorros de lana, cestas, cencerros, cinturones... De todo.
Las nubes ganaban en gris a medida que avanzaba la mañana, pero aguantaba sin llover. Después del café, del vino o de la sidra, tocaba descender hasta la ikastola Ibernalo, donde aguardaban los hinchables para los peques o al polideportivo de Las Cruces, donde a las 13.30 horas dio comienzo la demostración de doma canina. Los canes superaban -algunos- una dura pista americana con relativa sencillez. Comenzaba a chispear, pero la llovizna se aguantaba sin problemas.
En la Casa de Cultura, un grupo de mujeres realizó una demostración de encaje de bolillos que llamó incluso la atención del diputado foral de Administración Local, Iñaki Nafarrate. Frente a ellas, en una mesa descansaban los deliciosos platos que participaban en el concurso gastronómico a la espera de la decisión de los jueces. Finalmente, en la categoría abierta, se impuso Mari Asun Atauri con sus tortitas de patata y setas variadas, seguida de Iber Roa con sus carrilleras de cerdo con puré de patata alavesa y de Blanca Iriarte con sus san jacobos especiales. En la disciplina de postres, venció Nieves López de Arbina con unos deliciosos caramelos de hormigas, mientras que Amparo Uriarte fue segunda con su tarta de nueces y Begoña Martínez de Alegría tercera con su rollo de castañas al chocolate. El anunciado chaparrón no caló del todo Campezo hasta las tres de la tarde.