Vitoria. Apenas una treintena de menores extranjeros no acompañados (conocidos como menas) se encuentran acogidos actualmente en los centros de menores de Álava, una cifra bastante más baja que la de hace exactamente un año, cuando se contabilizaron 150. Las razones son varias. Principalmente, el descenso en la llegada de pateras a las costas españolas, pero también tiene que ver la respuesta que dan las instituciones a los jóvenes que solicitan protección en el territorio.

Así lo cree al menos un grupo de expertos que participa estos días en un congreso organizado por la UPV para analizar las políticas que se articulan para atender a las necesidades de este colectivo. La mayoría coincide en que Álava ha sido un referente en la acogida de menores inmigrantes, ya que ha tratado de dar cobijo al mayor número posible. Sin embargo, recuerda que en el último año, cuando la Diputación se ha visto desbordada por la llegada de menas, ha tratado de "quitarse el muerto" recurriendo al "falso debate" sobre si estos jóvenes son o no mayores de 18 años. De ahí que a muchos de ellos se les hayan realizado pruebas óseas para comprobar su edad.

En vista de ello, y partiendo de la base de que "las posibilidades de acogida en el territorio son enormes", abogan por articular recursos alternativos a los centros de menores con el fin de dar una mejor respuesta a los niños y adolescentos en situación de desprotección. Uno de los principales defensores de esta tesis es el portavoz de Salhaketa, César Manzanos, colectivo que participa también en la organización de este congreso, que se desarrolla bajo el título ¿Menores sin derechos? Infancia extranjera desprotegida/Juventud penalizada.

Manzanos lamenta que la reclusión de estos menores en centros de acogida temporal, como el de Zabaltzen, sea actualmente la medida central y posiblemente "la única" impulsada por la institución alavesa. "No sólo es la menos adecuada, sino que responde a la lógica del aparcamiento temporal", añade. En este sentido, la asociación en apoyo a presos aboga por potenciar medidas más sociales -en lugar de las actuales, basadas en "las sanciones"-, que contribuyan a evitar su exclusión social.

Así, Salhaketa apuesta por generar nuevas redes de acogida, como las que ya se están desarrollando en Gipuzkoa. En este territorio se ha puesto en marcha un programa pionero llamado Izeba, en colaboración con el centro Baketik, a cuyo frente se encuentra Jonan Fernández, que ayer también partició en el congreso. El programa consiste básicamente en la creación de una red de familias que aceptan actuar como tíos acogedores de menores extranjeros no acompañados para contribuir a su mejor integración. En definitiva, lo que se pretende es potenciar el acogimiento personal con el apoyo de las instituciones, que aportan a las familias una remuneración económica siempre que la motivación de acoger no sea el dinero.

Sin embargo, encontrar familias dispuestas a realizar esta acción solidaria no siempre resulta tan fácil. Por ello, en los casos en los que no quede otra alternativa que recurrir al acogimiento institucional, los expertos consideran necesario ir eliminando los centros de menores para apostar progresivamente por hogares de menor tamaño, adaptados a la edad y características personales de cada joven extranjero desprotegido.

En definitiva, la primera jornada de este congreso, promovido por la Escuela Universitaria de Trabajo Social, sirvió para abrir un debate crítico en relación a las actuales políticas de respuesta que se dan a este colectivo. Álava es un territorio especialmente sensibilzado con este tema, por el alto número de menores extranjeros que ha tenido que acoger, que resulta desproporcionado en relación a la cifra de habitantes. Lo cierto es que en los últimos meses el Instituto Foral de Bienestar Social ha detectado un notable descenso en la llegada de estos jóvenes, un hecho que le ha llevado a tomar la decisión de cerrar el centro de acogida ubicado en la sende de Cruz Roja, en la calle Portal de Castilla.