Vitoria. Ni brotes verdes ni nada que se le parezca. El sector inmobiliario alavés continúa atrapado en su particular travesía por el desierto pese a los indicadores económicos que apuntan a una lenta pero progresiva salida de la crisis. La inestabilidad del mercado laboral frena a numerosos vecinos del territorio que desean adquirir un piso en propiedad, mientras que los que deciden dar el paso se encuentran con un sector bancario reacio a abrir el grifo de los créditos hipotecarios. En este contexto, las ventas siguen totalmente estancadas desde hace meses, pese a que los precios se han ajustado hasta situarse en niveles anteriores a la recesión, y un número importante de promociones de vivienda libre ha fracasado ante la imposibilidad de encontrar vendedores. Nada nuevo bajo el sol, según constatan los profesionales consultados por este periódico.

Al margen de la crisis, las inmobiliarias y constructoras del territorio se han encontrado por el camino con un nuevo y feroz competidor, precisamente el que se encarga de conceder las hipotecas que permiten dar salida a su stock de pisos: las cajas y los bancos. La proliferación de créditos fallidos por impagos, tanto de particulares como de constructoras, ha proporcionado a este sector una amplia cartera de viviendas en propiedad para las que intentan captar compradores con rapidez, antes de facilitar la financiación de viviendas controladas por las inmobiliarias. "La banca tiende a sacar sólo lo que tiene, y ése es el problema", certifica Pedro Ruiz de Mendoza, desde Fincas Mendoza.

La imposibilidad de colocar pisos sitúa al sector en una situación muy complicada, no sólo actualmente sino en un futuro a corto y medio plazo. De color "negro" lo dibuja Fernando Ezquerro, de Fincas Ezquerro. En su empresa, el 95% de la demanda se concentra en la actualidad en el alquiler de vivienda, una opción a la que recurre mayoritariamente población extranjera afincada en Vitoria. "Los bancos no dan préstamos salvo que el cliente sea una pareja de funcionarios de carrera", bromea Ezquerro. Pese a que el sector se ha purgado debido a la crisis provocando el cierre de numerosas inmobiliarias, la situación "no se ha normalizado en absoluto" al calor de la recuperación. De hecho, a su juicio, el sector continuará redimensionándose en los próximos años hasta el punto de que las pequeñas empresas y los profesionales individuales irán desapareciendo en favor de las grandes empresas de intermediación inmobiliaria. "Los profesionales deberán reciclarse y trabajar por cuenta ajena para ellas", vaticina el profesional.

Si las inmobiliarias alavesas atraviesan por una tesitura crítica, el panorama para las constructoras parece que no puede ser peor. Itziar Medrano, desde Promociones Izkiz, expone que su firma acumula "dos años sin ingresos, con obras terminadas sin vender" y en un contexto en el que "nadie consulta, aunque los precios hayan caído". El último revés para esta empresa ha sido la necesidad de parar una obra de 23 viviendas en Salburua porque no ha encontrado ningún comprador interesado. Hace no demasiado tiempo, recuerda Medrano, "cuando anunciabas una próxima construcción de viviendas, antes de empezar, ya habías vendido la mitad".

A pesar de la caída de precios, Álava y Vitoria siguen perteneciendo a esa aristocracia compuesta por los núcleos urbanos más caros del Estado para vivir, con un precio medio para sus pisos de segunda mano de 2.818 euros por metro cuadrado, según el portal inmobiliario idealista.com. Al territorio sólo le superan en carestía Gipuzkoa (3.762), Bizkaia (3.550), Madrid (3.192) y Barcelona (2.956). Ruiz de Mendoza, quien cuestiona la validez de estas estadísticas, pone como ejemplo del reajuste de los precios que actualmente "se puede comprar una vivienda con ascensor por 180.000 euros, lo que era impensable hace un año". Claro que, a su juicio, la venta de pisos de segunda mano no se regularizará en el territorio "hasta que los bancos se deshagan de las suyas".

oportunidades En esta línea se expresa también Julio Campos, responsable de ventas de Fincas Landa. "Si hay financiación por parte de los bancos el stock bajaría, porque los precios están bastante acordes a la realidad. Es un buen momento para comprar, y realmente se encuentran grandes oportunidades", expone este profesional. Ante este callejón sin salida, Campos aboga por "adaptarse, innovar y sacar nuevas fórmulas" para aumentar unas ventas tocadas por la dificultad para acceder a los créditos. Una de ellas puede ser fomentar el alquiler con opción a compra, una modalidad que recientemente ha triunfado en varios pisos de la calle Badaya cuando antes, sólo a la venta, "no tenían interés".