vitoria. La atención primaria alavesa dio los primeros pasos en marzo de 2008. Alberto Meléndez, médico de familia experto en cuidados paliativos, comenzó a impartir sesiones clínicas sobre esta materia a los profesionales de los centros de salud del territorio, una formación básica enfocada a los cuadros clínicos irreversibles que no requieren de tecnologías complejas, para lograr un salto cualitativo en la atención domiciliaria de los pacientes. Esta iniciativa de Comarca Araba, inédita en la red de Osakidetza, generó un poso que por fin, algo más de dos años después, comienza a tener una continuidad necesaria y a todos los niveles asistenciales. A pesar de que cada año alrededor de 1.500 personas necesitan en Álava de cuidados paliativos, la falta de recursos específicos propicia que sólo unos pocos puedan beneficiarse de esta disciplina sanitaria. Un número que irá a más en el contexto actual de imparable incremento de la esperanza de vida.

La creación del primer equipo de soporte domiciliario, liderado por el propio Meléndez y una enfermera que acompañan a los profesionales de primaria en sus visitas cuando así lo requieren, ha precedido al progresivo desarrollo de un programa pionero en la Sanidad pública vasca: la implantación de una red integral de cuidados paliativos en la provincia, que apoya la labor que ya realizan en los hospitales de Txagorritxu y Santiago, las unidades de media y larga estancia y la propia atención primaria.

Se trata, según explica el especialista y coordinador del proyecto, de fomentar la acción conjunta de todos los profesionales que se dedican en Álava a esta materia "para intentar que los pacientes tengan la mejor calidad de vida en su fase terminal, con los mejores tratamientos, estén donde estén". Los primeros pasos de esta "red tupida" se dieron el pasado mes de marzo, y a día de hoy prosigue el acoplamiento de la labor de todos los profesionales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados paliativos como una forma de abordar la enfermedad avanzada e incurable que busca el mayor bienestar para los pacientes y sus familiares mediante la prevención y el alivio del sufrimiento, a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y otros problemas físicos, psicosociales e incluso espirituales. La dirección territorial del Departamento de Sanidad ha asumido el liderazgo de este programa, gestado desde la experiencia de Meléndez, que en los últimos meses ha acudido a estancias formativas en Houston (EEUU) y Edmonton (Canadá), donde la especialidad se encuentra implantada a través de un cóctel de estructuras perfectamente coordinadas. Meléndez remarca que necesitarán de cuidados paliativos "todas las personas que no fallezcan por un proceso agudo, como un infarto o un accidente de tráfico".

Actualmente, Álava cuenta con dos unidades de cuidados paliativos donde ingresan pacientes que requieren unos cuidados médicos de complejidad intermedia que no pueden ser llevados a cabo en el domicilio: el Hospital de Leza, con diez camas, y la Clínica Álava, con otras 20 a través de un concierto con Osakidetza. Además, al margen del equipo de primaria encabezado por Meléndez, en Santiago y Txagorritxu trabajan sendos equipos de soporte hospitalario que valoran y realizan seguimiento a los pacientes que necesitan cuidados paliativos, derivados desde distintos servicios. El primero lo componen un médico a media jornada y una enfermera; el segundo, con más de diez años de trayectoria, dos médicos y una enfermera. A todo ello habría que sumar la hospitalización a domicilio, que proporciona en casa del paciente un conjunto de tratamientos y cuidados sanitarios de una complejidad, intensidad y duración comparables a las que éste recibiría en un hospital convencional.

necesidades Los tres equipos de soporte se reúnen todos los viernes para valorar las necesidades de los pacientes en situación de cuidados paliativos, estén ingresados en el hospital, en una unidad de media estancia o en su domicilio, con el fin de que los distintos niveles asistenciales no sean "departamentos estancos", tal y como ha sucedido hasta ahora. Meléndez incide en el espíritu del programa.

"El paciente y la familia son el núcleo fundamental de esta atención, y por eso debe atenderse al enfermo según sus necesidades. Si necesita estar en Txagorritxu por un problema agudo que requiere de la tecnología hospitalaria adecuada, debe tener lo más rápido posible toda esa tecnología a su disposición. Y cuando esa tecnología ya no es importante y lo que necesita es tranquilidad, espacios amplios y una mayor presencia de otros profesionales como fisioterapeutas o psicólogos, debe acceder a una cama de un centro de media o larga estancia, con medios adecuados. Si lo prefiere, debe estar en su casa apoyado por un equipo de atención primaria, con la ayuda si lo precisa del equipo de soporte domiciliario, y en casos complejos con la colaboración de la hospitalización a domicilio", describe. Formación continua y coordinación que, según confiesa Meléndez, "no terminarán nunca", por la constante evolución de esta disciplina.

La realidad asistencial del futuro en Álava se encuentra en el punto de mira del facultativo, que anhela la creación de una unidad hospitalaria de cuidados paliativos para complicaciones agudas. Txagorritxu, "con ocho o diez camas específicas para estancias cortas, cerraría completamente el círculo". Santiago, con una unidad destinada a largas y medias estancias dotada con camas para acompañantes, atención social y psicológica, musicoterapia o fisioterapia podría recoger el testigo de lo que ahora se hace en la Clínica Álava y mejorarlo. Siempre, eso sí, "de la forma más coordinada posible, no de forma individualizada y peleándonos por los pacientes".