vitoria. La astucia del método no impidió a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía desbaratar los intereses de una banda internacional dedicada a la introducción de estupefacientes procedentes de América en el territorio histórico para su posterior venta en distintos ambientes a través de una red de camellos especializados en el menudeo o de forma directa al consumidor. Según indicaron a este diario fuentes de la Delegación del Gobierno central en el País Vasco, la operación concluyó con el arresto de 12 presuntos narcos y con el decomiso de distintas cantidades de cocaína (2,6 kilos), marihuana (4,4 kilos) y hachís (1,4 kilos) y de una cantidad de dinero en metálico que superaba los 12.000 euros. Con ello, las autoridades consideran cerrada la nueva vía experimentada por este grupo para introducir la droga a través de envíos aéreos o postales a destinatarios inexistentes o ficticios para su posterior recogida en los apartados de correos contratados.

Para lograr tan importante cartera de resultados, los agentes, adscritos a la Brigada de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Vitoria, iniciaron la investigación varios meses atrás tras sospechar de las actividades presuntamente ilegales que llevaban a cabo una serie de ciudadanos extranjeros afincados en la capital alavesa. Tras reunir los indicios suficientes, los investigadores empezaron a tirar del hilo de la trama. Tal circunstancia provocó el arresto de los primeros implicados en Vitoria a lo largo del pasado mes de agosto, detenciones que concluyeron el pasado día 20 con los últimos arrestos. En ese periodo de tiempo han caído una docena de sospechosos, once de ellos en suelo alavés y una última persona en Portugal, en el aeropuerto de Lisboa, cuando transportaba más de tres kilos de cocaína en un bajo fondo de una maleta.

Fuentes conocedoras de la operación indican que los ya arrestados formaban parte de una red de distribución de droga, que destacaba por su alto grado de jerarquización y de distribución de roles entre sus componentes. Al parecer, algunos de los detenidos eran los responsables de la adquisición de la droga, mientras que otros se dedicaban a la distribución y venta a otros camellos o a los propios consumidores.

Los estupefacientes decomisados llegaban desde Colombia y Brasil. Desde allí se remitían en portes a través de aviones o en forma de envío postal a destinatarios falsos. El modus operandi de la banda se completaba con la posterior recogida de la droga en los apartados de correos establecidos. La trama realizaba este proceso bajo estrictas medidas de seguridad.

Una vez que los investigadores tuvieron la certeza de que dos de los miembros de la organización se habían trasladado a Brasil para adquirir la droga, se potenciaron y reforzaron los dispositivos policiales para localizar y poder detener a dichos sospechosos. A ellos se les incautó, además de distintas cantidades de estupefacientes, una prensa hidráulica, una envasadora al vacío, dos básculas de precisión digitales, cinco teléfonos móviles y 11.680 euros en metálico.