san vicente de arana. El centro hípico y terapéutico de Valle de Arana, que se instalará en San Vicente, continúa dando pasos hacia delante para su construcción y puesta en marcha. La última novedad al respecto ha sido la consecución de la Declaración de Interés Público de esta instalación por parte de la Diputación Foral de Álava, ya que el recinto que se pretende instalar tiene por objeto "la mejora de la calidad de vida de personas con discapacidad, a través de la aplicación de terapias ecuestres, donde el caballo es utilizado como elemento principal de comunicación entre los profesionales terapeutas y la persona con discapacidad", según reza la Declaración a la que ha tenido acceso este rotativo. La medida que ahora se ha aprobado definitivamente presupone que sus promotores contarán con todo el respaldo de la institución foral y de Itsasmendikoi, ya que la inversión que se baraja es muy elevada.

La iniciativa surgió en una conversación informal, en el año 2007, entre un profesor, que actualmente ejerce en el instituto de Campezo, y Pedro San Vicente, alcalde de Valle de Arana. Hablaban entonces sobre las enormes potencialidades terapéuticas que tienen los caballos en personas con determinadas discapacidades, como los autistas, y en general, con quienes tienen problemas de comunicación o de relación interpersonal.

El comentario se convirtió en proyecto para Pedro San Vicente, quien se puso a trabajar en la idea, junto con el mencionado profesor, Miguel Ángel Díaz de Cerio. El primer paso fue definir un proyecto de presupuesto que contemplase un grupo de 75 pacientes. Para ello, era necesario un equipo de seis terapeutas, 10 caballos, personal auxiliar, instalaciones y la construcción de un grupo de cabañas que pudieran ser utilizadas como pisos respiro, donde los pacientes pudieran estar unos días, mientras sus familias descansaban. En total, una cifra que rondaba los tres millones de euros.

forma jurídica También se definió la forma jurídica del centro. Se huyó de la figura institucionalizada y se optó por una fundación o patronato. Los recursos de ésta vendrían por dos vías. Una, por convenios con las instituciones, entidades, asociaciones o empresas y otra, sensiblemente más pequeña, de las aportaciones de los pacientes. Esta forma de fundación posibilitaría que los pacientes pagaran tan sólo una pequeña parte de los tratamientos y, el resto, las instituciones mencionadas participantes. Con ello se garantizaría la accesibilidad y universalidad de los tratamientos, que podrían llegar a todos, ya que el montante económico no sería una traba para las familias.

Por último, los responsables de la iniciativa definieron las líneas generales de los tratamientos. Estos serían individualizados, siguiendo un protocolo de actuación, y llegarían también a los familiares, ya que la terapia requiere de toda su complicidad y colaboración.

Así pues, se definió el centro, como una entidad de hipoterapia, integrado por profesionales para los tratamientos y con viviendas respiro. Pero había otro valor que añadir. Existen muy pocos profesionales en el Estado y tan sólo cuatro en el País Vasco que conozcan estos procedimientos. Por ello se baraja la posibilidad de establecer en el centro un espacio para la especialización en esta materia. A la Universidad del País Vasco le pareció excelente la idea y ya que se baraja la posibilidad de que el municipio del Valle de Arana sea el lugar para celebrar cursos de postgrado para universitarios que se quieran especializar en estas terapias que, por cierto, no tiene reconocido su valor científico. No obstante, expertos de todo el país están colaborando en un estudio global, coordinado por una universidad andaluza, para lograr el reconocimiento de la comunidad científica internacional.