Vitoria. El proyecto de Bizigune emprendido por el Gobierno Vasco -introducir en el mercado las viviendas vacías- no acaba de dar sus frutos. Y menos aún en Álava, donde la tasa de alojamientos vacíos es netamente superior al de la media de la Comunidad Autónoma Vasca.
Han pasado varios años desde la puesta en marcha del citado plan estrella del Departamento de Vivienda, que tenía como objetivo principal dar utilidad a las casi 43.000 viviendas vacías existentes en Euskadi y que, según los datos recogidos por ese Departamento, no han sido nunca usadas en los últimos doce meses y no están en el mercado ni para la venta ni para el alquiler.
Además, el propósito del plan era potenciar la vivienda en alquiler, sobre todo entre los más jóvenes. Sin embargo, la cifra de viviendas vacías se mantiene prácticamente igual desde hace varios años. Un claro ejemplo de la desconfianza de los ciudadanos vascos es la situación de los inmuebles en Álava, que destaca negativamente por duplicar la tasa media de pisos deshabitados de la CAV. Así, casi 9 de cada 100 pisos del territorio histórico -8,6%- se encuentran vacíos, mientras que la media de Euskadi alcanza el 4,9%. Según los datos del Departamento de Vivienda del Ejecutivo autonómico, actualmente existen aproximadamente 11.400 viviendas vacías de carácter libre en la provincia. Una cifra que ha aumentado durante los últimos años, a pesar de la crisis. La coyuntura actual ha hecho que los propietarios prefieran dejar vacíos los inmuebles hasta que su precio de venta vuelva a revalorizarse en el mercado, ya que desde 2008, año del estallido de la crisis, se viene produciendo una significativa caída en el precio del metro cuadrado, tanto en vivienda nueva como en la usada. Así, tras años de constantes subidas -entre los años 2000 y 2007 el precio del suelo se duplicó y el metro cuadrado llegó alcanzar la cifra media de 4.300 euros-, la situación se ha revertido y, en dos años, el valor del mismo ha descendido hasta los 3.800 euros, siendo el terreno de los domicilios antiguos levemente más elevado que el de los de nueva edificación.
Éste es el principal motivo por el que los ciudadanos vascos son reacios a traspasar sus pisos, sabedores de que si lo intentan vender ahora tendrán que rebajar los precios sustancialmente o incluso ofertarlos por debajo de su valor real.
Pero, además de no querer deshacerse de ellos por debajo de un precio equitativo, los vascos mantienen su desconfianza en los contratos de alquiler. La mayoría de ellos no ve con buenos ojos que su propiedad pase a estar en régimen de renta, ya sea por miedo a que el piso sufra desperfectos o a que los inquilinos no les paguen cuando deben. Es por ello que muchos dueños todavía prefieren dejar de ingresar un buen dinero antes que alquilar sus posesiones a unos desconocidos. Además, según un estudio del Departamento de Vivienda, otra de las principales razones por las que los vascos se muestran reacios a alquilar sus apartamentos es la necesidad de realizar una cierta inversión en la reforma de los mismos, pues en ocasiones son viviendas muy antiguas, y necesitan una puesta a punto.
Por ello, Lakua decidió salir al paso de estos problemas mediante su programa Bizigune y, de un tiempo a esta parte, la Administración subvenciona las reformas, que se centran principalmente en las cocinas, baños y lo estrictamente necesario para garantizar la habitabilidad de la vivienda. Además, para solucionar el problema de la desconfianza, desde hace años es el propio Gobierno Vasco el que alquila los inmuebles y garantiza el pago de la renta y la devolución de la vivienda en perfecto estado.
En cualquier caso, las 43.000 casas vacías evidencian que los propietarios aún no se han hecho eco de la seguridad que les ofrece el programa para alejarles de las viejas preocupaciones. Por este motivo, el Ejecutivo, en la actual coyuntura de crisis, y dadas las posiciones actuales de oferta y de demanda, decidió dar un nuevo impulso al Programa de Vivienda Vacía situando el precio máximo del alquiler en 600 euros al mes -antes llegaba a los 750-, una cifra muy por debajo del mercado libre. Todo ello, a pesar de que el precio medio del alquiler en la CAV ha descendido en los dos últimos años en aproximadamente 100 euros, tras alcanzar su precio máximo en 2007, cuando llegó a los 970 euros.
El caso de Álava es llamativo ya que, al contrario que sus vecinos, jamás alcanzó la cifra de los 900 euros de arrendamiento: su máxima fue de 895 en 2007, y quizás por este motivo ha sido la provincia que menor desfallecimiento ha sufrido en cuanto a precios se refiere, situándose en una media de 836 euros. Una caída muy por debajo de la sufrida por las otras provincias. Gipuzkoa, por ejemplo, en 2008 alquilaba los pisos a un precio medio de 1.086 euros y, un año más tarde, la cifra había descendido hasta los 941.