Marco Imbert
Presidente de la asociación T-4
"Con la crisis ha aumentado la prostitución de chicos autóctonos"
La reciente desarticulación de una red dedicada a la explotación sexual de hombres en España ha puesto el foco sobre la prostitución masculina, menos visible socialmente. "Puedes tener a uno en tu propia escalera y ni te enteras, son muy discretos", afirma Imbert
Arantza Rodríguez
Bilbao. Les facilita preservativos y lubricante, los trata de proteger del sida y las enfermedades de transmisión sexual y les sirve de confesor. "Me cuentan que se les rompió el condón, que les piden tener sexo sin preservativo...", relata el presidente de T-4, quien desarrolla un proyecto de prevención y apoyo en sendos pisos de prostitución masculina en Bilbao.
¿Cuántos hombres ejercen la prostitución en Euskadi?
Sólo en Bilbao habrá entre 25 y 30, pero es difícil saberlo. La prostitución masculina es más anónima. La prostituta extranjera es muy visible por su forma de vestir y de ser, mientras que, en su mayoría, el chico que ejerce es un normal. Incluso son hasta bien vistos por los vecinos porque son muy discretos y supereducados.
¿Cuál es su perfil?
Normalmente son chicos que han terminado la enseñanza primaria o secundaria. La gran mayoría son brasileños, colombianos o dominicanos, pero también los hay de Rumanía y nacionales.
¿Alguno ha venido engañado?
La gran mayoría saben perfectamente a lo que vienen. Otra cosa es que caigan en un piso, inserto en una red, donde les retengan el pasaporte y los tengan amenazados. Nosotros tuvimos un caso de un chico brasileño que venía en esas condiciones de Inglaterra y en Bilbao logró escapar.
¿Se prostituyen siempre en pisos?
Los que ejercen aquí, de origen extranjero y nacionales -porque con la crisis ha aumentado también la prostitución de autóctonos-, trabajan en habitaciones alquiladas o pisos propios.
¿Sus clientes también pasan más desapercibidos que los de sus compañeras de profesión?
En la prostitución masculina el cliente es mucho más reservado. No todos están fuera del armario. Hay mucha gente casada, con hijos, que lo vive en el anonimato. Son usuarios de estos servicios porque les garantizan discreción. La prostitución femenina está más asociada a problemas de droga, de peleas, de abuso de alcohol... El cliente acude después de irse de fiesta y normalmente en el edificio donde hay un piso de prostitutas se sabe porque en algún momento siempre hay algún conflicto o algo que se hace notar.
¿Los chicos ofrecen servicios a hombres y mujeres por igual?
Visto desde fuera, la gente piensa que los hombres van a buscar chicas y las mujeres, chicos, pero no. Tú no sabes realmente la variedad de prácticas que hay. El abanico es enorme. De hecho, si ves las páginas de contactos, hay muchos travestis, es decir, chicos operados del pecho, pero con genitales masculinos. La mayoría de sus clientes quieren que les penetren, y no son sólo hombres, también mujeres.
Muchos no tienen papeles...
Algunos vienen como turistas, están tres meses y vuelven a su país, y otros se quedan y viven en la ilegalidad, por lo que se mueven mucho. Están quince o treinta días en Bilbao, otros tantos en Valencia, Madrid o Barcelona y así se van moviendo. Para renovar la oferta y no viciar el servicio.
¿No viciar el servicio?
Si hay un prostituto que trabaja un periodo muy prolongado en un piso va a ser el más demandado y va a tener problemas con el resto de los trabajadores. Las películas de Almodóvar se quedan cortas con respecto a la realidad. Muchas veces un cliente se puede enamorar de un chico o querer tener siempre sexo con él. Para que no se produzca eso, se van rotando.
Marco Imbert. Foto: David de Haro
La frase
"La gran mayoría saben a lo que vienen, otra cosa es que los tengan amenazados"