vitoria. La Fiscalía alavesa está preocupada por la evolución que adquieren las agresiones cometidas en el territorio. Cada vez son más violentas y las armas blancas aparecen con mayor frecuencia a medida que avanzan los años y se comparan las memorias que sobre delincuencia realiza este organismo judicial. Afortunadamente, los delitos cometidos contra la vida son muy inusuales en la provincia, pero al fiscal jefe de la Audiencia Provincial, Josu Izaguirre, le inquieta la asiduidad con que se abordan en los juzgados causas en las que el procesado emplea "instrumentos de elevada lesividad".

Estos ataques, tal y como pone de relevancia la propia Memoria anual de la Fiscalía alavesa correspondiente a 2009, adelantada en exclusiva por este medio, presentan un pico de actividad durante las noches de los fines de semana y entre sus sujetos activos abundan aquellos que con posterioridad arrojan en los controles practicados por la Policía elevadas tasas de alcohol en sangre y rastros evidentes de consumos de estupefacientes. Un cóctel peligroso que añade riesgos innecesarios a unas franjas horarias que deberían estar marcadas por el ocio.

En líneas generales, la Fiscalía explica que los datos recopilados ponen de manifiesto un "notable" descenso de las cifras generales correspondientes a delitos contra la integridad corporal. Concretamente descendieron un 7,72%, aunque lamentablemente aumentaron por contra los delitos de lesiones cualificadas, un hecho que el fiscal interpreta como "consecuencia de que la violencia utilizada para la causación de las lesiones ha sufrido en los últimos años una notable agravación". En otras palabras, desciende el número de agresiones físicas, pero crece la violencia que se imprime a las palizas.

En palabras de la propia Fiscalía alavesa, cada vez resulta más "cotidiano" que en este capítulo delictivo se empleen medios lesivos más peligrosos "o bien la agresión sea mucho más violenta de lo que estábamos acostumbrados hasta hace poco".

sociedad agresiva Al tratar de explicar los motivos que han conducido al actual panorama de violencia, el fiscal jefe expone en su balance anual que una de las causas principales tiene un carácter sociológico más general "y proviene de que nos encontramos ante una sociedad más agresiva". Ello acaba traduciéndose en reacciones desproporcionadas ante una posible provocación. No sólo se reacciona de forma desmesurada ante comportamientos habituales, sino que además se recurre a elementos que puedan causar traumatismos más graves que los causados por la propia fuerza corporal. Objetos que ofrecen muchas posibilidades de que la tradicional riña de bar, que normalmente concluía en intercambio de golpes, acabe en tragedia. Llegados a este punto, la Fiscalía subraya que "es muy común que lesiones causadas en el contexto del esparcimiento nocturno se produzcan por la utilización de algo tan cotidiano como vasos o jarras de cristal que pueden tener un poder vulnerante muy grande, incluso fatal".

Pero para alcanzar este punto de violencia descontrolada e injustificada, muchos de sus protagonistas pasan por un proceso previo de intoxicación no solo con alcohol, sino también con drogas. "Tiene importancia la presencia de sustancias de diversa índole en el organismo del agresor que incrementan su agresividad", informa el fiscal. En ese sentido, destaca la especial relevancia de la ingesta de cocaína y determinados derivados de la anfetamina, "sin olvidar el alcohol".

Las armas blancas también salen a relucir de forma repetida en los procesos judiciales relacionados con agresiones cometidas durante las noches de los fines de semana en el territorio. La Fiscalía achaca algunas de estas peleas a la concurrencia de un fenómeno reciente en la sociedad alavesa y surgido como consecuencia de que "determinados colectivos de personas de procedencia extranjera, educados en la normalidad de salir a la calle portando elementos lesivos, normalmente navajas y cuchillos" no dudan en emplearlos en caso de ser "o sentirse" agredido. Esta conjunción de factores da como resultado "un nivel de respuesta ante estímulos o ataques externos absolutamente desproporcionado".

Izaguirre llama la atención sobre la "extremada peligrosidad" de este tipo de comportamientos y anima a luchar contra ellos "no sólo desde el punto de vista penal, sino también de la prevención policial y de la educación".

Pero la violencia, como guiada por un reguero de pólvora, prende en todos los ámbitos que rodean al agresor. A lo largo del último año han aumentado de forma considerable los casos de maltrato familiar, no de género, en Álava. Un panorama que, a juicio de la Fiscalía "pone de manifiesto la existencia de un grave problema social que quizás recibe menos atención que otros fenómenos delictivos, desatención que sería necesario corregir".

ataques de rabia Dentro de este apartado, los fiscales alaveses no ocultan su preocupación por el importante incremento de casos de denuncias de hijos adolescentes contra sus padres que "en un ataque de rabia los han agredido físicamente". A pesar de reconocer lo reprochable de estas conductas, la Fiscalía pone en duda que el ámbito penal sea el más adecuado para la resolución de este tipo de conflictos. "Problemas que, en muchos casos, devienen irresolubles por la intervención penal".

Como ejemplo de los "verdaderos dramas familiares" que en ocasiones se viven en los juzgados del territorio, la Fiscalía cita la posible condena a una pena de alejamiento -obligatoria en el momento actual- a un padre o madre respecto de su hijo que carece de posibilidades legales o económicas para vivir de forma independiente.

Al margen de la vía penal, el fiscal jefe de la Audiencia Provincial plantea la posibilidad de que este tipo de enfrentamientos se deriven, en la medida de lo posible, a mecanismos de mediación o similares. "Al fin y al cabo, el derecho ha de tender a resolver los problemas sociales y no a enconarlos, cosa que, desgraciadamente, sucede con mucha frecuencia hoy en día en este campo", expone en su balance. El aumento de la actividad en el orden penal aumentó de forma importante en 2008 con respecto a 2007 y este año ha seguido creciendo, si bien de forma más moderada. Señal de ello es que el número de diligencias previas incoadas se ha incrementado en un 7,73%.