vitoria. El medio millar largo de personas que ayer se sumaron a la marcha 2010 contra la central nuclear de Santa María de Garoña, comprobaron en carne propia que "el sol es energía y no esa porquería", tal y como arengaban los organizadores de la protesta. Los más de 30 grados con los que Lorenzo bañó ayer por la mañana la localidad burgalesa de Barcina del Barco no amedrentaron los ánimos de los participantes que, como marca la tradición, caminaron hasta el puente que da acceso a la planta nuclear para detenerse ante el cordón policial que siempre les aguarda. Un acto mitad festivo mitad reivindicativo que este año contó en su cabecera con el conocido rostro del portavoz de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados, Gaspar Llamazares. Un convencido, como el resto de los asistentes, de que "el cierre de Garoña debe realizarse cuanto antes".
Antes de emprender la marcha, los asistentes se congregaron en el centro del municipio para organizar el recorrido. Mientras tanto, un burro que acompañaba a los integrantes de un grupo ecologista que se opone a la instalación del cementerio nuclear en Castilla y León se vio en la disyuntiva de elegir cebada de un cubo con el símbolo nuclear o de otro que representaba las energías renovables. Para alborozo de los presentes, tomó la decisión más verde.
Tras recorrer el pueblo, ya de camino hacia la central, los vehículos todoterreno de la Guardia Civil y un helicóptero que realizaba vuelos en círculo acompañaron a la comitiva en todo momento mientras sus integrantes coreaban "no tenéis cerebro, estáis matando el Ebro". No faltó un grupo de músicos para amenizar el camino ni el habitual mar de banderas antinucleares.
"Ni de coña más Garoña", "basta ya de amenaza nuclear". El grupo elevó el volumen de sus mensajes a medida que el puente, elevado a la categoría de barrera infranqueable, se hacía más cercano. Los participantes en la marcha se detuvieron a una distancia prudencial del cordón policial, tras el cual colgaba una pancarta con el lema "Garoña es segura, ¡continuad!", y pusieron en marcha la ruleta de la fortuna, una parodia con la que censuraron el sistema de elección de ubicación para el futuro cementerio nuclear de España.
"A ver, a ver.... Los barriles radioactivos van a parar a... ¡Albalá, Cáceres! ¡Un gran aplauso! ¿No ha venido ningún representante municipal de Albalá? Esto es empleo y riqueza para la zona, ¿qué pasa, que no lo queréis? Pues comenzamos de nuevo" Y la ruleta volvía a girar para otorgar la dudosa suerte de albergar el depósito de sustancias radioactivas que la tecnología es incapaz de convertir en inocuas.
A la conclusión del acto, Llamazares valoraba la situación de la planta. "Lo que resta es que la central se cierre en el momento en el que acaba su vida útil, que es el año que viene y no en 2013. Y debería estar unido a un calendario de cierre del resto de las centrales, que ya representan tan sólo el 19% de nuestra energía. Han retrocedido en los últimos años mientras las energías renovables ya suponen el 40%". En cuanto a una posible nueva prórroga anunciada por el PP en caso de ganar las próximas elecciones, aseguró que "sería una irresponsabilidad total, la central es obsoleta".