Sidney. El Gobierno de Nueva Zelanda declaró ayer el estado de emergencia e impuso el toque de queda en la ciudad de Christchurch tras un seísmo de 7,2 grados en la escala de Richter, que causó decenas de heridos e importantes daños en infraestructuras públicas y edificios en el sur del país. El terremoto destrozó varios edificios y dejó sin electricidad y agua a varias zonas de Christchuch, la segunda mayor ciudad del país habitada por unas 380.000 personas, y otras áreas del sur de la isla. A última hora de ayer el Ministerio de Asuntos Exterior español comunicó que no tenía constancia de ninguna víctima española. Foto: efe
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