Las rapaces necrófagas evitan cada año la incineración de miles de toneladas de animales, lo que se traduce en un ahorro energético equivalente al gasto anual de 9.000 hogares y evita que 193.000 toneladas de CO2 acaben liberadas en la atmósfera. En España, se generan cada año 380.000 toneladas de carroñas, de las que unas 150.000 corresponden a rumiantes.