vitoria. Son muchos los hombres y mujeres que desaparecieron entre 1936 y la Transición por ser incómodos para el régimen, por militar en el bando equivocado, por ser amante de la educación, de la libertad o de la democracia o por ser blanco de la ojeriza de caciques o mal nacidos. El caso es que la historia reciente de España parece a veces lejana. Como si los recuerdos se hubieran enterrado. La necesidad de hacer justicia a veces no sólo es una búsqueda emocional, sino física. Miles de víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo permanecen desaparecidas a pesar de que muchos familiares conocen casi el día y el lugar exactos en los que perdieron la vida. Muchos descansan ahora en fosas comunes. La exhumación de esos restos, así, se ha convertido en un símbolo de esta lucha por recuperar la memoria.
La Sociedad Científica Aranzadi es un referente en esta labor. Comenzó en 2000 con el desenterramiento de una fosa en Priaranza del Bierzo (León) y ya ha llevado a cabo más de 70 iniciativas de este tipo por todo el Estado. Sus pasos también la han llevado hasta Álava. En los últimos ocho años, Aranzadi ha registrado unas 650 peticiones de información en todo el Estado. De ellas, unas 44 están vinculadas a Álava, ya sea por tratarse de los orígenes del solicitante o del fallecido.
Los años con mayor trasiego fueron entre 2003 y 2005, con 38 solicitudes. Las peticiones alavesas realizadas a Aranzadi se centran en núcleos como Barrundia, Kuartango, Armiñón, Azaceta, Salinas de Añana, Maeztu, Zambrana, Ribera Alta... Este último caso sirve para ilustrar el funcionamiento de la sociedad. Un equipo de Aranzadi se trasladó hasta Ribera Alta, puesto que un vecino aseguró que la zona escondía una fosa con tres cuerpos, que son los encontrados recientemente.
Ese primer contacto permitió al equipo de Aranzadi recoger otros cinco testimonios de vecinos mayores de la zona que confirmaban estas sospechas. Los detalles varían, pero la realidad ha sido que las excavaciones han dado su resultado.