vitoria. Hace unos días la ola de calor provocada por la entrada de vientos africanos desde el sur de la península hizo estallar los termómetros en la capital alavesa, con temperaturas superiores a los 38 grados. De hecho, la Agencia Vasca de Meteorológica (Euskalmet) activó el pasado 24 de agosto la alerta amarilla en previsión de las temperaturas extremas que azotaron el interior de Euskadi. No obstante, debido a la climatología variable, el intenso calor de estos días de atrás dará paso a fuertes tormentas e incluso a la probabilidad de granizo en las próximas jornadas. Por ello, Interior activó ayer la alerta amarilla -intermedia a la hora de calificar fenómenos meteorológicos adversos- por la posibilidad de sufrir fuertes lluvias, tormentas y granizo en la zona.
Para hoy por la mañana se prevén brumas matinales con intervalos nubosos, que tenderán a desaparecer por la tarde. Además existe la probabilidad de chubascos moderados y tormentosos, con posibilidad de que sean fuertes, especialmente, en Álava y el este de la CAV. Incluso, cabe la posibilidad de que llegue el granizo. Respecto a las temperaturas, las mínimas irán en ligero ascenso y las máximas descenderán moderadamente. La buena noticia llegará el fin de semana, cuando está previsto que las temperaturas suban y el sol luzca de nuevo.
Pero como no llueve a gusto de todos, hace unos días, -a raíz del incendio originado por una barbacoa, en la localidad de Franco, que amenazó con destruir el Parque natural de los Montes de Vitoria-, se lamentaba la falta de precipitaciones en la zona. De hecho, Álava registra uno de los veranos más secos de los últimos treinta años.
Según los datos de Euskalmet, el volumen de agua caído en el territorio durante este verano ha sido sensiblemente inferior a los niveles de años anteriores. En comparación con 2009, ha llovido cerca de un 75% menos. Por ello, aunque no se alcanzaron los registros extremos de 2005, cuando los pluviómetros de Arkaute y Páganos apenas contabilizaron 2,8 litros por metro cuadrado hasta mediados de agosto, este verano se ha situado como uno de los más deficitarios en precipitaciones de los últimos ejercicios.
Si en julio la estación meteorológica de Arkaute no llegó a recoger ni tres litros, cifra muy alejada de los 20,8 de 2009, el mes de agosto no ha sido más halagüeño. De hecho, los contadores ni siquiera han superado el litro y medio por metro cuadrado. De hecho, hasta final de mes solamente habían recogido 1,5 litros en Arkaute y 0,2 en Páganos, mientras que el año pasado, ambos pluviómetros habían sobrepasado los tres litros por metro cuadrado, llegando el de Arkaute a los nueve litros. Bajo esta situación, el riesgo de incendio era más que evidente en la provincia y por ello las autoridades estaban alerta desde principios de verano.
No obstante, la alerta amarilla fue activada ayer ante la previsión de fuertes lluvias con posibilidad de tormentas y granizo. La inestabilidad en la climatología desconcierta a los ciudadanos que no saben si sacar el paraguas o la visera. Tan sólo esperan que no se repita la espectacular granizada que cayó a principios de julio el pasado año, cuando una brutal tormenta golpeó a la capital en forma de pedazos de hielo que -en sólo unos minutos y sin previo aviso- destrozó cientos de coches, cerró centros cívicos, anegó bajos, colapsó el tráfico y hasta impidió el paso al tranvía; además dejó millones de euros en daños materiales.