La Ertzaintza detuvo ayer por la mañana en Sestao a un hombre de 45 años que, presuntamente, se hacía pasar por masajista para realizar tocamientos a mujeres. El falso masajista era en realidad un repartidor de paquetería, que aprovechaba su trabajo para suplantar su identidad ante ciertas personas y, de esta manera, ofrecerse como fisioterapeuta para tratarles dolencias habituales. Las víctimas tenían entre 18 y 30 años.