¿Cuál es la posibilidad de emancipación de los jóvenes hoy?

Está muy por debajo de la que había hace unas generaciones. Esto está sujeto al modelo actual del mercado laboral y las políticas de vivienda. La precariedad laboral que vivimos no nos permite acceder a sueldos acordes con los gastos que exige la situación ni nos garantiza una estabilidad económica. Los contratos suelen ser de duración determinada, en situaciones de sobrecualificación o contratos de prácticas que duran muchísimo más de lo debido. Además, con las políticas de vivienda actuales la compra de una casa es casi impensable para la mayoría de los jóvenes y los precios de alquiler se han disparado sin ningún tipo de control.

Según un estudio de Egailan, el 80% de los universitarios vascos graduados en 2006 trabaja en un puesto relacionado con su formación y el 52% de esos estudiantes lo hace con un contrato estable. ¿Se ajusta a la realidad?

No nos parecen datos reales. No hay más que mirar y preguntar a nuestro alrededor para ver que la situación es otra; sobrecualificación en los puestos de trabajo, paro, inestabilidad laboral, contratos de corta duración, obligación a seguir el régimen de autónomos para ahorrar cotizaciones...

¿Cómo afecta la crisis al proceso?

La crisis, como siempre, la pagan los sectores más afectados, y aquí entra la juventud. Si nuestra situación laboral ya era precaria antes de la crisis, con la llegada de ésta se ha agravado. Las empresas ahorran costes reduciendo trabajadores, sueldos y cotizaciones. Siempre somos el último mono, de quien más se puede prescindir; somos muchos, necesitamos trabajar y no es difícil despedir a uno para contratar a otro a un precio más bajo.

¿Son efectivas las políticas de vivienda actuales?

No. El mercado parece estar dirigido a favorecer a propietarios y constructores, más que a inquilinos y usuarios. Los precios se disparan sin medida, no se hace nada con las viviendas desocupadas y se construye sin control.

¿Qué medidas serían verdaderamente eficaces?

Fomentar el alquiler, controlar desde la Administración los precios máximos, tomar medidas para que no haya viviendas desocupadas, favorecer el acceso a la vivienda de los sectores sociales menos pudientes...

¿Cuáles son las diferencias con respecto a otros países europeos donde este problema no se presenta con tanta gravedad?

En primer lugar, aquí no tenemos una filosofía de alquiler, sino de compra. Y en otros países esto es al revés, de manera que el objetivo no es la compra-venta de viviendas sino la emancipación a menor coste. Hay que dar la vuelta a este punto de vista. Además, en otros lugares, el Gobierno o la Administración controla el precio de los alquileres, evitando abusos y creando oportunidades de emancipación. Aunque como ya he explicado antes, también es necesario un cambio radical en el actual esquema del mercado laboral para que la capacidad y estabilidad económica estén equilibradas con el precio del alquiler.

A los jóvenes se les acusa de no movilizarse en contra de esta situación y de estar preocupados por otras cosas "menos importantes"...

Por un lado, es cierto que hay una parte de la juventud que se moviliza menos de lo que se podía ver hace unos años, aunque esto no quiere decir que no les preocupe la situación. La movilización de cada uno no está sujeta sólo a la falta de interés o preocupación. También hay otra parte que sí se moviliza, y diríamos que es mayor de lo que hacen ver los medios. Así que no creemos que esté interesada en cosas "menos importantes", sino que se tiende a comparar la movilización con experiencias pasadas, y eso no tiene sentido. Hay que saber contextualizar.

¿Cómo cree que se presenta el futuro? ¿Existen visos de solución a corto o medio plazo?

A corto o medio plazo es difícil, porque la situación requiere cambios de raíz, cambios que de momento no parece que se empiecen a dar. La solución vendrá a largo plazo, pero para ello hay que ponerse a trabajar, y no sólo la juventud, sino la Administración, los empresarios, los constructores, los propietarios y la sociedad en general, ya que la emancipación juvenil no es algo que únicamente afecte a los jóvenes, lo hace a toda la sociedad. Al fin y al cabo, la juventud de hoy somos los adultos del futuro, y lo que nos afecte a nosotros repercutirá en el resto. Parece que solamente con dejar pasar unos años y dejar de ser jóvenes se arreglarán nuestros problemas, y no es así.