Pekín. Las lluvias, inundaciones y avalanchas siguen sembrando de luto el continente asiático, dejando miles de muertos y cientos de desaparecidos.

El río Yalu, frontera natural que separa China y Corea del Norte, se desbordó ayer a causa de las intensas lluvias, inundando parte de la ciudad china de Dandong, además desaparecieron tres personas y obligó a evacuar a 51.000 residentes.

Según informó la agencia oficial Xinhua, la inundación derrumbó 230 inmuebles y cortó el suministro eléctrico y las comunicaciones en algunas partes de la ciudad, situada en la provincia nororiental de Liaonig.

Sin embargo, todavía se desconoce si las inundaciones por el desbordamiento del Yalu han afectado también el lado norcoreano. Pero, el paso entre Dandong y Sinujiu, en Corea del Norte, es la principal vía de comunicación por tierra con el exterior y una ruta comercial vital para el aislado régimen norcoreano.

Esta zona nororiental de China acumula en los últimos días precipitaciones de más de 600 litros de agua por metro cuadrado, lo que ha aumentado hasta el extremo el caudal de los ríos. Además, el Centro Nacional de Meteorología de China alertó ayer de que las lluvias fuertes continuarán en las próximas 24 horas en Liaoning y la vecina provincia de Jilin. Todas estas muertes se unen a la espectacular cifra registrada el pasado viernes cuando los corrimientos de tierra causaron 1.407 fallecidos en el condado de Zhouqu, según informaron fuentes del Gobierno provincial de Gansu, que indicaron además que 358 personas todavía se encuentran desaparecidas, de acuerdo con la agencia oficial de noticias china, Xinhua.

Las autoridades estiman que más de 3.600 hogares han sido arrasados por los corrimientos y que otros 25.000 han resultado dañados. A ello hay que añadir 55.000 hectáreas de cosechas inundadas. Las pérdidas económicas directas superan los 1.000 millones de dólares (unos 800 millones de euros), según Xinhua.

El país asiático vive su peor temporada de inundaciones desde hace doce años, con más de 3.400 muertos y desaparecidos desde que se inició la ola en mayo, con daños comparables a los producidos por las crecidas de los ríos Yangtsé y Songhua en 1998, que ocasionaron más de 4.000 muertos y 140 millones de desplazados.