Vitoria. Los feriantes desmantelaron ayer los puestos y chiringuitos que han estado regentando a lo largo de estos últimos seis días con una sensación de satisfacción, a pesar del bajón que han sufrido sus ventas durante las celebraciones en honor de la patrona de la capital. "Aunque este año ha habido más público, la crisis se ha notado porque ha habido menos ventas", reconocía ayer Juanjo Seisdedos, miembro de la Asociación de Feriantes Autónomos de Euskadi (AFADE) mientras la mayoría de estos profesionales ponían durante la jornada pasada rumbo a Bizkaia.
La actual coyuntura económica no es suficiente para explicar el descenso en las transacciones ya que este año no es el primero que la crisis azota los bolsillos de sus clientes. Aún así, desde AFADE desconocen los motivos por los que el consumo se haya retraído. "Aunque se haya visto a más gente se han moderado más, tal vez es porque el año anterior se atrevieron a comprar y estas fiestas ya no", explica Seisdedos.
Los feriantes, por el momento, no se atreven a precisar el porcentaje de descenso de ventas en comparación con La Blanca del pasado año. "Es cierto que las ventas han disminuido, pero dentro de un mismo ferial existen diferentes variables que, como el tiempo, hacen funcionar mejor a las churrerías que a las heladerías", añaden desde AFADE.