La capital alavesa ya cuenta con los nuevos policías locales que velarán por la seguridad de la ciudad. Después de un largo aprendizaje, los agentes comienzan hoy su andadura en una capital que requerirá de muchas dosis de valentía y esmero por proteger los intereses y necesidades de los ciudadanos.

El acto de entrega de los despachos y la placa a la última promoción del cuerpo de la Policía Local se celebró ayer en el Palacio de Villa Suso. Al evento acudió el alcalde de Vitoria, Patxi Lazcoz, y el concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully. Los 29 policías que aprobaron el examen esperaron con impaciencia a que se les nombrara para poder recibir el presente que representa el esfuerzo que han dedicado durante este tiempo para tener la oportunidad de realizar las prácticas que les formarán para afrontar la vida real.

Las primeras palabras que amenizaron el acto fueron las del comisario-jefe, José Antonio Vicho, que destacó que el objetivo de los policías locales es conseguir satisfacer a la ciudadanía y proporcionar la seguridad necesaria para mejorar la convivencia bajo la prevención y resolución de los problemas. "Uno de los mayores riesgos de esta profesión es no conocer las necesidades de los ciudadanos", afirmó.

En ese sentido, recordó que el primer camino es el diálogo y el respeto para poder generar confianza y cercanía. Lazcoz por su parte, aconsejó que no utilizaran el talonario de multas "como arma de destrucción masiva".

Después del discurso del primer edil, los jóvenes recogieron sus diplomas rodeados de numerosos aplausos de sus familiares, que abarrotaron la sala. Uno a uno fueron subiendo las escaleras del atril orgullosos de haber conseguido su sueño. "Llevo desde pequeña esperando este momento, siempre lo he tenido en el tintero. Me he esforzado día a día y ha sido un año y medio muy duro. Pero cuando subes a recoger el diploma todo eso se olvida y te das cuenta que el intenso estudio ha merecido la pena", aseguraba una de las policías. Ella, como sus compañeros, saben que ahora tienen que poner en práctica todo lo aprendido. De hecho, hoy dan un paso importante ya que por primera vez estarán en contacto con la calle realizando su función. "Estoy muy nerviosa, pero tengo curiosidad de saber si podré manejarme frente a los problemas que se plateen en ese periodo".

Las fiestas de La Blanca serán su reto particular. Durante estos días deberán lidiar con todo aquél que quiera estropear el ambiente ameno y agradable de las festividades. "Es un aprendizaje rápido en el que te puedes dar cuenta de si vales o no. Estamos para ayudar a todo el que lo necesita y sentir que tengo esa misión, hace que vea con otros ojos el papel tan importante que represento dentro de la sociedad en la que vivo y por la que sirvo", explicó otro de los nuevos guardias.