El clásico carillón avisó a los miles de asistentes que se congregaron ayer a las 22.00 horas en la Plaza España de que el espectáculo estaba a punto de comenzar. Este año, Sara González de Aspuru, directora del Museo de Bellas Artes de Vitoria, fue la encargada de anunciar el inicio de las fiestas de La Blanca con la lectura del tradicional pregón, que llegó acompañado por un espectáculo musical digno de observar.

Dice la sabiduría popular que de casta le viene al galgo. Y eso, en materia de pregones y pregoneras involucradas con la más señera de las pinacotecas alavesas, se tradujo en una invitación a la jarana de lo más docta, con un repaso al arte vasco del siglo XIX y de la primera mitad del XX, obras que constituyen el grueso de la colección del Museo de Bellas Artes. Todo llegó con una combinación de música, imágenes, vídeo, danza, canto y arte, que hizo las delicias de los allí presentes en los setenta minutos que duró el espectáculo.

Esta nueva forma de presentar las festividades en honor a la Virgen Blanca comenzó en 2008 con la directora de orquesta Inma Shara. El año pasado, el organizador del Festival Internacional de Magia, Magialdia, Patxi Viribay siguió su modelo con una actuación sorprendente. De hecho, este estilo del pregón en el que se busca la adaptación a la persona elegida para leerlo, cumple ya tres años, de forma exitosa. Así, el espectáculo de este año no podía dejar de lado a la pinacoteca de la capital.

En una superficie de 210 metros cuadrados, con una pantalla gigante y con la participación de 150 personas, entre músicos, cantantes y dantzaris, los vitorianos pudieron apreciar la belleza de imágenes conocidas gracias a la mano del pintor Fernando de Amárica. También pudo valorar el arte de las escenas costumbristas de la pintura de Ignacio Díaz Olano. "Obras que son testigo también de los cambios que se han ido produciendo en nuestra sociedad, en concreto, desde una Vitoria pequeña en extensión y en número de habitantes, a una urbe más moderna y dinámica", explicó González de Aspuru, que aseguró que durante años se ha conocido a Gasteiz como "la Atenas del Norte por ser una ciudad que entonces y ahora quiere alcanzar el progreso a través de la educación y la cultura".

Sin embargo, no sólo el arte vasco fue el protagonista de la noche. González de Aspuru supo hilar fino para relatar las bondades de la naturaleza alavesa, de la ciudad y de sus alrededores. Tampoco se olvidó de la fiesta, la tradición y la gastronomía en un compendio que dibujó el carácter local a la perfección. Todo ello, novedades y espectáculo, se fue sucediendo con guiños a la tradición, con temas como el de la Plegaria a la Virgen Blanca o el tema Badator Celedón.

En su discurso, la directora del Museo de Bellas Artes de Vitoria quiso expresar su agradecimiento al Ayuntamiento por "el inmenso honor y orgullo" que supone ser pregonera de La Blanca. "Es un reconocimiento que quiero compartir con los que dedican su vida y su tiempo al patrimonio artístico y natural que se custodia en los museos alaveses", comunicó. Además, instó a los vitorianos a visitar las galerías de arte de la ciudad, "ya que cuando viajamos a otros lugares se programa la visita a estos centros como parte importante del viaje, reprochó. Hagamos extensivo este interés a los nuestros y más cercanos ya que nos ayudará a entender mejor los de fuera", aseveró González de Aspuru.

Con la personificación del Museo de Bellas Artes como una "gran madre" de la que han surgido casi todos los centros museísticos de Vitoria, Sara recordó que los muros del centro que dirige han albergado los fondos de las actuales muestras de Armería, Arqueología, Naipes, Numismática, Arte Sacro y Contemporáneo. "El Museo de Bellas Artes de Álava ha visto crecer y prosperar a sus hijos con gran satisfacción", explicó González de Aspuru, en mención a los museos de Armería, Diocesano de Arte sacro, Arqueología y Naipes -denominado Bibat- y Artium, Centro Museo vasco de arte Contemporáneo.

Mientras sucedía todo, la Sinfonía número 3 del compositor holandés Johan de Meij, llamada Planet Earth (Planeta Tierra), dio por concluida la primera parte del discurso, que finalizó con el recuerdo de Vitoria como un referente para otras ciudades de tamaño medio como una ciudad verde y sostenible. "Tras décadas de grandes transformaciones, la capital de Euskadi se encuentra hoy muy bien posicionada, entre las ciudades europeas seleccionadas como finalistas para el premio medioambiental Capital Verde Europea de 2012", aseguró la pregonera.

La música cobró un protagonismo especial durante el espectáculo. De hecho se buscó el equilibrio entre las distintas disciplinas, la tradición y la modernidad, y se intercaló la tensión con la relajación, en una combinación perfecta de las actuaciones de la Banda Municipal de Música, de la Academia de Folklore, de la Coral Samaniego y del grupo de dantzaris Indarra, que acompañaron a la llamada a la fiesta.

"Vitoria respira arte por sus cuatro costados", aseguró la pregonera, pero especificó que éste no se limita a los monumentos que han perdurado en el tiempo o al patrimonio conservado en sus museos, "también hay que tener presente otro tipo de patrimonio, menos tangible, el denominado patrimonio inmaterial, menos visible pero que caracteriza a una sociedad", especificó. De hecho, aquí se puede incluir a las fiestas en honor a la Virgen Blanca, ya que según González de Aspuru, tienen unas señas de identidad, unas peculiaridades que las hacen únicas, "verdadero patrimonio intangible e inmaterial en sus aspectos lúdicos y religiosos", aseguró. A falta de un día para la tradicional bajada de Celedón desde la torre de San Miguel, la directora del Museo de Bellas Artes quiso hacer una llamada a la fiesta e invitar a disfrutar y a participar en ella "bien con bullicio, o con calma y sosiego familiar, pero siempre con alegría y con buen humor.

"Durante estos próximos días todos los caminos, incluido el Camino de Santiago, van a llevar a Vitoria, una ciudad abierta que va a acoger sin distinción a todos los que hacen del saber disfrutar todo un arte", añadió. La pregonera aseguró que desde ese momento la ciudad se convertirá en un gran lienzo blanco en el que todos los vitorianos participan dando pinceladas propias. Al grito de viva Vitoria-Gasteiz y vivan las fiestas de la Virgen Blanca se dio por concluido el pregón de 2010.