Vitoria. Álava envejece. Paulatinamente, sin pausa, año a año, dibujando una tendencia que aún no ha llegado a su final. De hecho, un simple repaso al censo descubre que cada vez hay menos nacimientos y más ancianos. Y eso, a largo plazo, impondrá bruscos cambios sociales y económicos ante la insostenibilidad de los sistemas de asistencia.

Los datos son los que son y estos indican que el peso relativo de la población de menores de 20 años es cada vez menor entre los alaveses. ¿Las causas? Según los estudios demográficos, hay dos circunstancias fundamentales que podrían explicar los recortes que padece el contingente de jóvenes. Al parecer, la caída de la natalidad y la fecundidad reducida explicarían el proceso de envejecimiento que afecta a las estructuras por edad del territorio. En ese sentido, los registros recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) especifican que entre 1996 y 2007, la población empadronada de 0 a 19 años retrocedió en casi un 15%, 10 puntos por encima de lo que sucede en la media estatal.

En general, la evolución de la población menor de 20 años es una consecuencia de la fecundidad y de los movimientos migratorios. En el País Vasco, la primera circunstancia menguó significativamente para pasar de 2,83 hijos por mujer en 1976 a 1,23 hijos en 2006, uno de los datos más bajos del mundo.

Ahí es donde entra en juego el segundo condicionante: la inmigración. En determinadas zonas del Estado, se han asentado importantes colonias de extranjeros y eso ha logrado neutralizar el descenso en el número de jóvenes, cosa que en Álava sólo ha pasado recientemente. Así por ejemplo, según los trabajos del citado organismo estadístico, en el País Vasco los extranjeros menores de 20 años empadronados en los diferentes territorios históricos ascienden a 17.305 personas, una cantidad insuficiente para neutralizar el descenso experimentado por los empadronados de nacionalidad española de esa franja de edad.

Al respecto, los índices de adolescencia -porcentaje que representan los menores de 20 años con respecto del total de la población empadronada- han tenido una evolución negativa. En Álava, en concreto, el índice disminuyó al pasar de 20,6% a 16,7% entre 1976 y 2006.

La UE y Euskadi Según datos de Eurostat, los índices no dejan lugar a dudas. En el periodo entre 1980 y 2005, en el País Vasco se experimentó el mayor decrecimiento de la población entre 0 y 19 años de toda Europa, con un descenso del 52%, frente a la media de la UE, en la que los jóvenes se redujeron en un 20,4%. Por el contrario, la población de 60 o más años creció en el País Vasco un 83%, frente al 36,5% de los ratios de la UE. Aun cuando en los últimos años el envejecimiento se ha ralentizado muy levemente por la continua llegada de foráneos, el porcentaje de personas de mas de 60 años representa casi la cuarta parte de la población de la CAV, y supera en más de tres puntos porcentuales el índice de la UE. Este envejecimiento puede bastar para fomentar un pensamiento pesimista entre los más jóvenes. Sin embargo, según estudios sociológicos, la visión única y exclusiva del envejecimiento poblacional como una carga y un esfuerzo económico y financiero extra para las siguientes generaciones puede ser superada radicalmente plateando ese proceso como una oportunidad de futuro y como elemento clave para una nueva transformación económica.

Lo único claro es que las generaciones mas jóvenes van a tener que convivir en una sociedad envejecida, con lo que ello supone la adaptación social. En muchos casos deberán aceptar prácticas, procedimientos, modas, referentes, experiencias y planteamientos de los "mayores", que van a tener un peso específico importante tanto desde el punto de vista político-electoral, como en las demandas de sus atenciones sociales y asistenciales. Y todo ello dentro de un proceso que con los años repercutirá en una sociedad que presumirá de tener una mayor esperanza de vida.