amurrio. Para hacerse una idea de la importancia que tiene el programa Berbalagun para aquellas personas que quieren expresarse en euskera, nada mejor que fijarse en una experiencia personal. Para ello, este diario se ha puesto en contacto con una de las personas que, no sólo ha participado en las cuatro ediciones culminadas, sino que tiene la intención de seguir haciéndolo. Su vida se inició entre palabras en vizcaíno, aunque la sinrazón política que le tocó vivir borró de un plumazo la cultura y el idioma de sus ancestros. Se llama Jone Asua, tiene 78 años, y para ella acudir los lunes a reunirse con su grupo de conversación se ha convertido en una cita obligada, a la que "no pienso renunciar mientras pueda", asegura. Es un ejemplo muy vivo de recuperación de las raíces culturales de un pueblo que ha estado a un paso de perder su seña de identidad: el euskera.

¿Qué le llevó a inscribirse en el programa Berbalagun?

La ilusión por practicar el idioma que sabía de pequeña y al que mi familia tuvo que renunciar por temor a las represalias. Hay que tener en cuenta que nací en 1932 en un pueblo en el que todo el mundo sabía vizcaíno. Pero en la postguerra prohibieron su uso y dejamos de expresarnos publicamente en euskera. Simple y llanamente, por miedo. De eso hace mucho tiempo, así que cuando me enteré de la existencia de los grupos de conversación de Berbalagun ni me lo pensé. Quería, no volver a hablar euskera, porque perdí la costumbre hace muchas décadas, pero sí entender y recordar el idioma.

¿Y lo ha conseguido?

Tengo 78 años y soy la mayor de un grupo de ocho personas que rondan los 60. Nos reunimos los lunes en un bar para hablar euskera en torno a un café y todos saben más Batua que yo. Así que los escucho y me alegra ver que les entiendo. Eso sí, de vez en cuando me salen del alma frases en vizcaíno y todos se quedan con la boca abierta; es muy gratificante. Dudo que aprenda ya más, porque con la edad pierdes retentiva, pero al menos estoy recordando el idioma que me enseñaron mis padres, mi lengua: el euskera.

Por sus palabras deduzco que piensa seguir...

Si Dios quiere y me lo permite seguiré el próximo curso. Me encantan los juegos que nos proponen y las salidas que organizan junto a grupos de otros pueblos. He conocido a mucha gente joven y estoy muy contenta. Mi marido me dice que no paro en casa, pero me apoya en este sueño mío. Así que mientras pueda, no pienso renunciar a ello.