Vitoria. El cementerio de Santa Isabel, con más de doscientos años de historia, es probablemente uno de los lugares más mágicos de la ciudad. El camposanto está rodeado de hermosas y truculentas leyendas, ha sido fuente de inspiración de escritores alaveses, como es el caso de José Antonio Cotrina y su novela La niña muerta, y fue también el lugar que vio perecer a uno de los grandes de las letras, Lauaxeta, que murió fusilado junto al muro en este barrio de Zaramaga.

Pese al interés histórico del que goza, en el que tiene mucho que ver la gran variedad de estilos artísticos y arquitectónicos de sus tumbas, no cabe duda de que el cementerio no está pasando por uno de sus mejores momentos. Un simple paseo por sus calles basta para comprobar su deterioro, con panteones rotos, abundante vegetación que impide distinguir la lápidas y socavones en el suelo.

Algunos de los funcionarios de los siete que se encargan de cuidar el camposanto no pueden ocultar su enfado. Aseguran que desempeñar su trabajo se está convirtiendo en una actividad peligrosa; de hecho, se ha llegado a producir algún accidente laboral en los últimos tiempos. El más grave fue el que ocurrió hace aproximadamente un mes, cuando una de las personas que realiza las labores de jardinería fue engullida por la tierra cuando limpiaba los excrementos de los estorninos entre dos panteones. El susto fue descomunal. "La caída me causó fuertes dolores en la rodilla", asegura el empleado, que prefiere no revelar su identidad.

La situación también se torna peligrosa para quienes se ven obligados a visitar el camposanto. "Cada vez que hay un entierro tenemos que tener mucho cuidado para que nadie se caiga en algún agujero, sobre todo, porque acude mucha gente mayor", explica.

El mal estado de Santa Isabel no es cosa de ahora, viene de lejos. Los funcionarios recuerdan que la pasada legislatura, el gobierno municipal intentó intervenir para arreglar los panteones más deteriorados. "A muchos les faltan las losas o han desaparecido las paredes interiores", añaden. En vista de ello, el Ayuntamiento gasteiztarra elaboró un listado con el nombre de los propietarios de estas tumbas para requerirles que las arreglaran. Sin embargo, el proyecto no prosperó y "ya hace tiempo" que no se acomete ninguna intervención para mejorar el aspecto de Santa Isabel. Las únicas actuaciones que se han llevado a cabo recientemente, tal y como explican los trabajadores, se centran en la mejora del sistema de riego y en el acondicionamiento de las zonas verdes, pero los panteones siguen presentado el mismo aspecto ruinoso. "Hay capillas en las que si te quedas mucho tiempo dentro corres el peligro de que te caiga algo encima", añaden.

Por ello, los funcionarios del camposanto piden al equipo de gobierno de Lazcoz que intervenga en el lugar lo antes posible.