vitoria. Los impactos y presiones sobre la cuenca del Ebro, en la que se encuentra el sistema hídrico del Zadorra -que abastece a Bilbao y a la mayor parte de Álava-, se han reducido gracias al aumento de la depuración, un mayor control en las autorizaciones de vertidos y la recuperación medioambiental de los ríos, aunque existe una importante presencia de contaminación difusa. En ese sentido se han detectado problemas de vertidos puntuales urbanos e industriales, como en el río Zadorra, desde el Zayas hasta Nanclares, por la presión de la contaminación provocada por Vitoria, que se espera reducir con la mejora de la EDAR de Crispijana. Así lo indica la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en su último informe sobre la repercusión de la actividad humana en el estado de las aguas, con datos compilados en 2008.

El estudio, denominado Actualización del análisis de presiones en la demarcación del Ebro y propuesta de medidas para las masas en riesgo, es el tercero realizado por la CHE para cumplir con los objetivos de la Directiva Marco del Agua y tener una imagen del estado general de la Cuenca. Según sus datos, a pesar de que el estudio muestra una tendencia positiva para la cuenca, existen algunas presiones que afectan a varias masas de agua y para las que se incluyen posibles medidas preventivas y correctoras.

La principal es la presencia de contaminación difusa en puntos de concentración agraria y también la escasez de caudales en algunos tramos. El estudio establece un orden de impacto de las masas de agua en el que figuran las que presentan mayores incumplimientos de las directivas de calidad y vertidos y, por tanto, las más susceptibles de no alcanzar el buen estado en 2015.

Junto al Zadorra, existen puntos negros en el río Val, en el Isuela, desde el puente de Nueno y los azudes de La Hoya, hasta el río Flumen, por la contaminación difusa y los vertidos puntuales urbanos, y la Clamor Amarga desde su nacimiento hasta la desemboadura en el Cinca, por motivos similares.