madrid. Cada hogar español ha emitido una media de 1,1 toneladas anuales de CO2 en 2008, pero se produjo un repunte de estas emisiones en el conjunto del sector residencial.
Así se desprende del recién publicado Perfil ambiental de España 2009, un informe del ministerio que aborda el medio ambiente desde dos perspectivas: la situación del medio natural en sus distintas áreas (aire, agua o biodiversidad, entre otros); y las actividades humanas que se desarrollarán en el medio natural.
De acuerdo con este documento, en 2008, España volvió a registrar un repunte de las emisiones CO2 del sector residencial considerado en su conjunto, un 1,6% más que en 2007. En cifras absolutas las emisiones de los hogares en 2008 alcanzaron las 18.683 kilotoneladas, lo que representa un 5,5% del total de las emisiones de este gas en España. En el periodo transcurrido entre el año 1990 y el 2008, el incremento medio anual en el sector se situó en un 2,4% anual.
No obstante, en cada hogar se han producido 1.116 kilogramos de CO2 en 2008, frente a los 1.133 del año anterior, lo que supone una disminución del 1,4%. El hecho de que las emisiones por hogar disminuyan, pese al incremento global en el conjunto del sector residencial, se debe al incremento del número de hogares (2,4%), que pasan de 16,3 millones en 2007 a 16,7 millones en 2008.
La cifra de los 1.116 sigue siendo inferior a la media europea, dado que en buena parte de los países europeos, el uso de las calefacciones en los hogares es mucho más alto a causa de temperaturas invernales extremas.
El mayor consumo de energía y producción de CO2 en los hogares españoles se debe también a los sistemas de calefacción. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística) el 70,3% de los hogares españoles dispone de algún sistema para general calor. Las fuentes de energía utilizadas son: el gas (32,3%), fundamentalmente con caldera individual; la electricidad (18,6%) y el gasóleo (11,7%).
La distribución por comunidades autónomas está muy relacionada con la temperatura invernal soportada. Se usa más electricidad en el arco mediterráneo y más calefacción de gas en las regiones más frías y húmedas en invierno como las de la zona norte.