bernedo/lagrán. Visitar la Cuadrilla de la Montaña Alavesa es convivir con la incredulidad. Es evidente que los vecinos de la comarca están satisfechos tras comprobar que el trazado de alta tensión previsto a través de sus tierras para unir Castejón y Vitoria es parte de la historia. No obstante, su lucha constante durante los dos últimos años y medio les ha enseñado a desconfiar de las buenas palabras y de las actitudes de la empresa promotora de la autopista eléctrica, REE que, no obstante, parece de acuerdo en dar su brazo a torcer gracias al consenso existente ante la posibilidad de ejecutar el trazado de 400 kilovatios a través de infraestructuras ya existentes y propuestas por la iniciativa Biok, ideada por el PNV.

En cualquier caso, el más que previsible acuerdo cocinado entre diferentes partidos y de los gobiernos de Euskadi y Navarra para que la infraestructura a construir utilice trazados ya existentes ha sido acogida con alegría y satisfacción, pero después de tantas movilizaciones, "lo que sigue faltando es que Red Eléctrica retire el proyecto públicamente", explicaba ayer a este diario el presidente de la Cuadrilla, José Ignacio Pérez, matización que también compartió la alcaldesa de Bernedo, Juana Velasco.

Sea como fuere, ayer se respiraba otro aire por los pueblos de esta comarca, especialmente en Bernedo y Lagrán que, según el primer proyecto, serían los más perjudicados por el trazado que se había propuesto. En cada calle y en numerosos vehículos aún se mantienen los carteles con el ez-no o con el no a la línea de alta tensión que durante muchos meses han llevado colgados de numerosos lugares recordando que esa postura es unánime en toda la Cuadrilla.

En el albergue de Bernedo, que ayer estaba lleno de niños que disfrutaban de una mañana de juegos al aire libre, su responsable confirmaba su satisfacción porque "nosotros tenemos un montón de niños y de jóvenes en programas medioambientales y es un contrasentido estar vendiendo un espacio medioambiental y luego tener esas líneas cerca del pueblo. Pararlo ha sido un logro sobre todo de la gente de la zona. La unión ha tenido respuesta y se ha oído la voz de todo el mundo". En el Ayuntamiento de esa localidad también se apreciaba esa relajación. Juana Velasco recordaba que el "lunes pasado aprobamos en el Pleno una moción pidiendo la retirada inmediata del proyecto", ya que esta localidad era la más afectada por el trazado.

"Yo esperaba que esto (por la retirada del proyecto) tenía que ser así desde el principio. Además, esto no es mérito de nadie en concreto, porque nada se hubiera podido hacer si no hubiera habido un apoyo desde el principio de los departamentos forales de Montes y de Medio Ambiente y de todas las instituciones, asociaciones y vecinos que nos hemos unido para rechazarlo", añadía. Para la alcaldesa de Bernedo lo que ha quedado claro con esta unidad es "la preocupación que tenemos por preservar el medio ambiente como está y que ha quedado avalado por la inmensa mayoría de los habitantes de Montaña Alavesa".

Día del "no" Por ello, a la espera de que Red Eléctrica retire formalmente su proyecto, Juana Velasco ya lleva una propuesta bajo el brazo para la próxima reunión que se celebre en la Cuadrilla. "Me gustaría que el día que REE se lleve el proyecto no quede en el olvido como una fecha más. He pensado, y lo voy a exponer a mis compañeros en la Cuadrilla, que ese día se celebre todos los años y que durante esa jornada hagamos talleres mediambientales para todas las edades, para reforzar nuestro compromiso con la defensa de la naturaleza que nos legaron nuestros mayores y que nosotros estamos dispuestos a defender a cualquier precio",

En uno de los extremos del pueblo, un grupo de vecinos charlaba animadamente en la puerta de un taller. José María Samaniego, uno de ellos, afirmaba que le parecía muy bien que se fuera a retirar el proyecto "porque si no el campo se iba a desarmar y a estos pueblos no iba a venir nadie a vivir o a comprar casas, porque con eso que se dice de que afecta a la salud no se acercaría nadie por Bernedo". Mientras el grupo asentía con la cabeza, Samaniego añadía que "iban a destrozar todo el monte y el campo, porque con esos pasillo que había que dejar nos parece bien que ya no lo hagan. Por lo menos, la zona se quedará más tranquila, porque ya estábamos un poco nerviosos".

En el siguiente pueblo más afectado, Lagrán, unas señoras hacían un corrillo en la calle entre compra y compra. Aunque rehuían la cámara de fotos, una de ellas señalaba que estaban "contentas de que no pase porque nos iban a fastidiar todo. Yo creo que debería ir por otro sitio, por donde haga menos daño, aunque lo hará por donde pase. Deberían buscar otro sistema u otro medio para que la línea no fuera así".

En una lonja cercana, un vecino, Jesús Mari, señalaba que "la gente está contenta porque creíamos que era una masacre lo que iban a hacer con el monte". Preguntado si el proyecto hubiera hipotecado el futuro de la comarca afirmaba que "tanto como hipotecar, no lo sé, pero sí hubiera hecho mucho daño porque si algo tenemos aquí es el monte".