Vitoria. Hoy se celebra el Día del Donante, una inmejorable ocasión para hacer balance e insistir en la necesidad de reforzar esta cadena solidaria en Álava. Una de las conclusiones que se extrae de los datos aportados ayer por Osakidetza y los portavoces de los principales colectivos de enfermos y trasplantados de Euskadi es que la comunidad en general y la provincia en particular pueden seguir presumiendo de liderar este ámbito a nivel mundial, con una tasa de 38,5 donantes por millón de personas que supera en 4,3 puntos la media estatal.
La CAV se sitúa un año más muy cerca de la tasa de 40 donantes por millón considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el nivel óptimo, junto con otras comunidades del Estado como Cantabria, La Rioja y Asturias. Y no sólo eso. Euskadi, en sólo un año, ha reducido un 4,6% el índice de negativas a la donación de órganos de un familiar fallecido, que actualmente se sitúa en un 10%. Una de las principales preocupaciones de las autoridades sanitarias que la creciente concienciación ciudadana ha logrado amortiguar. En el Estado, la tasa de negativas supera todavía el 18%.
Según informó el coordinador de trasplantes del Servicio Vasco de Salud, Joseba Aranzabal, el alto nivel de donaciones de la CAV permitió que en 2009 se realizasen 188 trasplantes de órganos, 116 renales, 49 hepáticos, 9 cardiacos y 14 pulmonares a pacientes vascos.
La red de Osakidetza, en concreto el Hospital de Cruces, sólo realiza trasplantes de riñón e hígado por una cuestión de masa crítica. Los pacientes que necesitan trasplantes de corazón y pulmón son derivados al santanderino de Valdecilla, por proximidad geográfica y calidad asistencial, mientras que los de riñón y páncreas -habituales en pacientes diabéticos- se realizan en el Clinic de Barcelona gracias a un convenio con Osakidetza. Los intestinales, anecdóticos, en los hospitales madrileños Doce de Octubre y La Paz.
Los datos invitan a la esperanza, sobre todo si se tiene en cuenta el progresivo descenso de la mortalidad en accidentes de tráfico, hasta hace unos años la principal fuente de órganos sanos para trasplantar. El perfil más recurrente del donante actual encaja en el de un paciente que ha fallecido por un accidente cerebrovascular. Además, en los últimos tiempos han comenzado a impulsarse los trasplantes entre pacientes vivos, por lo general familiares. Aranzabal alabó la "generosidad" demostrada por "una parte importante de la ciudadanía vasca que o se ha declarado donante o ha dado el visto bueno a la donación de órganos de un familiar fallecido".
Algo que también ha permitido situar la lista de espera para trasplantes de órganos en la CAV en torno a los 110-150 pacientes por millón de población, "una de las más bajas del mundo. Con todo, el especialista precisó que sigue habiendo una gran necesidad de órganos" en la CAV. Actualmente, el tiempo que los pacientes en lista de espera aguardan para recibir un órgano se sitúa en menos de dos años para el 70% en el caso del riñón, en menos de seis meses para el 70% de los hepáticos y en cerca de cuatro meses para el 70% de los cardiacos.
alerta Cuando un paciente fallece en un hospital, todas las alertas se disparan porque otra persona que necesita un trasplante puede estar en la antesala de una nueva vida. Primero, los profesionales certifican que el cadáver puede donar sus órganos por no padecer ninguna patología transmisible, después consultan a la familia sobre si está conforme con hacer esta operación tras realizarle una entrevista y, por último, avisan al centro vasco de coordinación de trasplantes para colocarlo según la preferencia.
En primer lugar se atienden, si existen, las urgencias a nivel nacional, posteriormente la lista de espera local, luego la zona norte, de nuevo el turno nacional y, si no hay receptor, el internacional. Pocas veces suele darse este caso: al año, sólo salen de la CAV a otro Estado de la UE de dos a cuatro órganos.